Acaba de presentar «La hora de los fósforos» (La Esfera) y ya está en la tercera edición. Dice que los deslices lingüísticos humanizan el idioma, que los famosos son «fósforos» de ellos mismos, que en España admiramos pero no lo decimos, que las pequeñas cosas de la vida son, pueden ser, grandes historias de la literatura.

-«La hora de los fósforos». Un título muy apropiado para un fumador de puros...

-Cierto. Un fósforo enciende la vida y, en mi caso, los puros son mi vida.

-Todo nació de aquella frase de una oyente: «Soy una auténtica fósfora de su programa». «Fósfora» por forofa. ¿Los deslices mejoran el idioma?

-Lo humanizan, lo hacen próximo, y en casos como el citado le dan un tinte de ternura del que tan necesitados estamos los estajanovistas.

-¿Por qué es usted estajanovista?

-Por una pulsión vital elemental.

-Creía que era para hacerse rico antes de los 50 y luego...

-En ello estamos, pero con poco éxito hasta ahora. Audiencia con talento

-No me llore. Su libro es una selección de opiniones, despistes, anécdotas, etc., vertidos en «La fosforera». O sea, que le han hecho el libro los oyentes...

-Sí, y es grande mi gratitud hacia ellos. Yo sólo me he limitado a transcribir su talento.

-Me imagino que les invitará a algo...

-A lucirse.

-Hace su programa, «Herrera y punto» (Onda Cero), desde Sevilla. ¿Eso tiene mucho que ver con la gracia del libro?

-Los españoles más graciosos no son necesariamente los sevillanos. Son muy graciosos los gallegos, los madrileños, el catalán gracioso es imbatible...

-Usted siempre queda bien con todo el mundo, ¿eh?

-¿Conoce alguna ventaja en quedar mal?

-Pronunció el pregón de la pasada Semana Santa de Sevilla y alguien lo ha calificado como «El Inmortal». ¿Es lo que va a quedar de usted?

-No tendría inconveniente en que así fuera. En el microcosmos de un ciudadano de Sevilla, el pregón de la Semana Santa es una especie de consagración civil.

-Sólo le falta cantar saetas...

-Asustaría a los cristos.

-Y a las vírgenes. Tres ediciones nada más salir. ¿Es porque el libro tiene mucha gracia o porque la gente le quiere mucho?

-Sería una satisfacción muy grande que fuera por lo segundo, pero me temo que la gracia del libro es irreprimible.

-¿Qué fino mensaje nos deja este libro?

- Que la naturalidad es el mejor método que conozco para contar historias.

-Tendrá legión de «fósforos» famosos, pero, en verdad, ¿los famosos son «fósforos» de alguien?

-Los famosos son generalmente «fósforos» de ellos mismos, pero en la intimidad pueden ser tan conmovedores como cualquiera.

-¿De quién es «fósforo» usted?

-De Luis Mariano, de Miguel de Molina, de Bruce Springsteen, de Joaquín Sabina... Soy «fósforo» de mucha gente.

-¿En este país admiramos poco, mal y tarde?

-Admiramos, pero no lo decimos. Y eso está feo. Yo admiro mucho; admiro más a medida que conozco mis limitaciones.

-¿Es «fósforo» de Aznar?

-De su peculiar gracejo. Tiene unos silencios cargados de ironía. De los políticos soy «fósforo» con moderación.

-¿Sabe si él es «fósforo» de usted?

-Tengo entendido que no escucha la radio por la tarde.

-Debe ser su hora con Cernuda...