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Carlos Herrera  

 

COPE

Rinde un homenaje a los 8 espías que murieron en una misión en Irak en 2003

Varios años se ha pasado Fernando Rueda, empeñado en contar la mayor tragedia del CNI. En forma de novela, "Destrucción masiva", quiere rendir homenaje a los sueños y frustraciones de los ocho espías españoles que en 2003 murieron en Irak, enviados por el CNI. No fueron condecorados. Y Fernando Rueda asegura, que aquella tragedia, se pudo haber evitado.

Cuando murieron los 8 espías "estaba obsesionado por saber qué había pasado, y luego por saber quiénes eran, qué hacían". Así cogió su maleta y recorrió España para hablar con sus familias y cada año escribía un artículo. De un artículo, pensó escribir una historia, un "true crime" que parece una novela pero es la historia de personas reales.

Eran auténticos James Bond "se escribieron muchas mentiras sobre que no estaban preparados" pero Rueda lo niega. Baró y Vega eran militares con experiencia capacitados para controlar a los terroristas de Al Qaeda o a cualquier insurgente que supusiera una amenaza. Zanón, el experto en comunicaciones, poco habituado a estar en zonas de conflicto, demostró su valentía y gran corazón cuando se negó a abandonar a un compañero moribundo a sabiendas que le costaría la vida. "No se si tuvo miedo a la muerte, pero se quedó igual". Alberto Martínez y José Antonio Bernal, habían informado de que Sadam no tenía armas de destrucción masiva, ni había ayudado a Bin Laden en los ataques a las Torres Gemelas. Sin embargo Rueda critica que todo el trabajo que hicieron no sirvió para nada porque tenían un Gobierno que prefería creer los informes falsos de la CIA y del MI6 que sus propios informes sobre las armas de destrucción masiva. "

El CNI no preparó esa misión, ellos no llevaban coches blindados, solo llevaban pistolas y llevaban teléfonos satélite que no funcionaban. Pero lo peor era otra cosa según cuenta Rueda "cuando España empieza a ser partidaria de la guerra, el servicio secreto sabe que son objetivo, y sin embargo vuelve a enviarlos".

Dice Rueda que "el CNI está a un nivelazo pero cometen muchos errores como este".

COMPRAR EL LIBRODestrucción masiva: Nuestro hombre en Bagdad

Dos agentes españoles destinados en Bagdad en junio de 2000 consiguen una gran información y fuentes de alta calidad en el país de Sadam Husein. Tras los atentados del 11S y el ataque a Afganistán amparado en la búsqueda del jefe de Al Qaeda, Osama Bin Laden, el presidente estadounidense George Bush decide invadir Irak justificándola en la colaboración del dictador con Bin Laden y en la posesión de armas de destrucción masiva. Los dos espías investigan esas denuncias e informan de que son falsas, a pesar de lo cual el presidente Aznar no les hace caso y prefiere creer los informes que le llegan de la CIA y el MI6. La guerra estalla y los agentes tienen que regresar a España, abandonando a varias de sus fuentes que temen ser asesinados e incumpliendo sus promesas con ellos.

Tras asentarse la invasión, El CNI les reenvía a Bagdad asumiendo el grave riesgo de que sus vidas corren peligro porque todo el mundo les conoce y además hay gente ansiosa de vengarse de ellos. Pocos meses después aumenta el despliegue de agentes con la misión de garantizar la seguridad de las tropas españolas que envía el Gobierno. La conclusión es dramática: un agente es asesinado a manos de un clérigo chiita que conocía desde hacía tiempo y otros siete caen durante una trampa de la resistencia.