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Carlos Herrera  

 

COPE

Vuelve al teatro con "El método Grönholm"

Hay dos lugares donde podemos encontrar a Luis, si le quisieran buscar a tiempo real. En mitad de la montaña, en la sierra de Madrid, rodeado de animales, música y libros. Y el otro lugar será dentro del teatro.

Ahora en el Teatro Cofidis Alcázar, donde representa “El Método Grönholm”, probablemente el mayor éxito del teatro contemporáneo, tras haberse representado en más de 70 países... Allí interpreta a un hombre con bastante malicia a la hora de conseguir lo que quiere. La obra “cuenta aquello para lo que hemos vivido, para gustar a alguien”, en este caso en una empresa. Los aspirantes de la última fase de una entrevista de trabajo tienen que superar pruebas nada lógicas, donde se mide la capacidad de empatía, teatrales y divertidas.

Y es que Luis Merlo asegura que eso último es lo más importante. “El sentido del humor es una cosa de la persona pensante, y eso nos distingue, la gracia la puede provocar un niño pequeño, pero el humor, contiene inteligencia, dirección, y en eso Jordi Galcerá sabe hacer”. El texto tiene algunas actualizaciones pero sigue atrayendo y haciendo reír. “Soy un amante del humor, mi abuelo también lo era.

En la información previa a un trabajo como este, “me di cuenta de que en las grandes multinacionales se están dando métodos muy teatrales.” Y este método existe para general un nivel de comunicación mayor. Quizá hace 15 años no se hacía, pero ahora si. Dicen los que la han visto que el texto es dificilísimo y tiene mucho mérito: dice Merlos que “está lleno de trampas porque consiste en a ver quién miente mejor, y es obligatorio tener la capacidad de mentir con alto grado de credibilidad”.

Sigue con ese miedo de si gustará la obra “en esa duda se genera el romanticismo del mundo del actor”.

De los apellidos teatrales que lleva a las espaldas le pregunta Herrera ¿cuál es el que pesa más? Y dice que “ninguno pesa” porque les ve desde la perspectiva de la familia “para mi no son actores de éxito”. Pero de quién aprendió mucho, fue de su abuelo, Ismael Merlo.

Ahora vive en lo que el llama la Casa de Heidi, porque le trae esa serenidad que dice ser necesaria “que ya tengo 53 tacos”. Allí tiene quien le cuide en Becerril de la Sierra, y es muy feliz allí. “Allí tengo mayor capacidad de análisis y puedo compartir la personalidad de este país, porque a veces es mejor contemplar que participar de algunas cosas”.

El método Grönholm —cuyo título original es El mètode Grönholm— es una obra de teatro de 2003 en un solo acto escrita originalmente en catalán por el dramaturgo Jordi Galceran.

La empresa sueca Dekia, de muy reconocido prestigio internacional, ha de contratar a una persona que se incorpore inmediatamente a su equipo de trabajo para ocupar un cargo de responsabilidad. Las condiciones laborales y retributivas que se ofrecen son muy interesantes, lo que hace crecer el número de aspirantes a obtener este trabajo. Mediante un sistema poco convencional de selección de personal, la empresa espera cubrir pronto la plaza.

El inicio de la obra nos sitúa en una sala donde aparecen, progresivamente, cuatro personas que han sido seleccionadas para realizar una entrevista conjunta con un representante de la empresa. Enseguida observamos que el método que se sigue es poco corriente. El tiempo pasa, los candidatos se encuentran solos y nadie se presenta a explicar cómo se desarrollará el proceso selectivo. Finalmente, los aspirantes se dan cuenta que están reunidos en una sala aislada del exterior y no pueden salir.

Pronto empiezan a ser conscientes de que el objetivo de la reunión es ver cómo se aclimata cada uno de ellos ante situaciones adversas y valorar la capacidad que tienen de resolver los conflictos que se generan dentro del grupo. Por tanto, los cuatro presuponen que alguien, desde fuera de la sala, los observa para determinar cuál es la persona adecuada para ocupar esta plaza.

Mientras tanto, los candidatos deben superar unas pruebas inusuales consistentes a manifestar sus opiniones sobre las situaciones que alguien desde fuera plantea y que llegan a la sala a través de un complejo sistema de comunicación. A partir de ese momento cada aspirante debe mostrar sus habilidades y sus carencias, su rechazo o su solidaridad hacia los compañeros, su voluntad de ayudar o de descalificar a los otros candidatos, hasta que uno a uno se vayan retirando y se quede el último, que será quien obtenga el trabajo.

Las pruebas, desde un punto de vista emocional, son cada vez más duras y algunos personajes sufren porque, igual que si estuvieran inducidos a formar parte de un psicodrama deben explicar experiencias íntimas; esto desencadena que los otros personajes, que deben opinar sobre estas experiencias, se decanten directamente para aplicar el juego sucio y la crueldad para conseguir su objetivo.

Por tanto, la reunión, en medio de fuertes presiones, se convertirá en el espejo donde los personajes reflejarán su humanidad o insensibilidad y su empatía o intolerancia.