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Carlos Herrera  

 

COPE

Escriben sobre las expediciones polares en "La Vida en los confines de la tierra

Sebastián Álvaro y Jose Mari Azpiazu, no nacieron aventureros. Se hicieron. Fue de niños, leyendo las grandes aventuras de los exploradores polares, los relatos de Verne, Conrad o kipling, cuando se hicieron aventureros, atravesando desiertos, montañas y los Polos de la Tierra. Por ejemplo en la Antártida tienen una temperatura extrema que alcanza los 90 grados bajo cero y vientos catabáticos que superan los 250 km la hora, con témpanos de hielo repartidos y escondidos en el mar. Allí Sebastián Alvaro ha estado varias veces filmando y escalando.

Lugares donde muchos aventureros salieron entonces a encontrar respuestas y lo que consiguieron es hacerse más preguntas. Todos esos grandes exploradores, se reúnen en su último libro: “La vida en los confines de la Tierra”, donde aseguran que hay infinita inspiración para el día a día. Decía Apsley Cherry-Garrard que la exploración polar es la forma más radical y al mismo tiempo, más solitaria de pasarlo mal, pero fueron muchos los que se aventuraron aún sabiendo que volver no era una garantía.

A los grandes nombres de la edad de oro de la exploración polar se les ha inmortalizado, pero hubo muchas expediciones de héroes en su mayoría desconocidos como como Hussey, el meteorólogo del Endurance, o Mcnish, el carpintero que aparejó la barca para poder navegar a Georgias.

Expediciones para las que había que tener una mentalidad especial, y sobre todo estar dominado por la superstición, porque el mayor encanto de estas zonas inhabitadas del planeta, era precisamente ese miedo a lo desconocido, y esa necesidad de saber. Algunos se quedaron por el camino, otros volvieron arruinados, pero lo que se llevaron dentro, no estaría pagado nunca.

COMPRAR EL LIBROAunque los territorios polares avivaron durante siglos la imaginación humana, fueron los últimos reductos que quedaron para la exploración y el descubrimiento hasta bien entrado el siglo xix, cuando los más atrevidos se propusieron rellenar los espacios teñidos de blanco de los mapas. La belleza del Ártico y del Antártico, con sus paisajes helados, fascinó a muchos de aquellos marinos, pero pasó a un segundo plano al contacto con la cruel realidad y el espanto que producía la inexorable presión de los hielos que acababa atrapando sus barcos. La historia de la conquista de los polos —que supera la ficción más abrumadora— está cubierta de heroísmo, dramas y tragedias que convirtieron las dos grandes superficies heladas del planeta en sendos cementerios.

"La vida en los confines de la Tierra" extrae del rico legado de la exploración polar los testimonios, reflexiones e historias de algunos de sus más valientes protagonistas para inspirar nuestro día a día.