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Carlos Herrera  

 

COPE

Le dicen que se ha quedado en los veintisiempre, y es que él nunca ha perdido las ganas de vivir y cambiar de opinión durante esa vida. Cada cierto tiempo dedica un libro a hablar de España. De sus costumbres, de sus miedos, de sus vicios o de sus triunfos. Esta vez le toca al pesimismo, en las páginas de "España Guadaña. Arderéis como en el 36", y es que para Sánchez Dragó "España está agonizando". Dice que "hay una crisis total de los valores y me temo que España se parece más a la de 1898, lo que se llamó el desastre de las colonias".

Este libro es sobre sus circunstancias, dado que fue un hijo póstumo, de padre víctima de la guerra del 36, donde nunca hubo una palabra o un mensaje de odio. En sus líneas trata los principales males como la memoria histórica: "es subjetiva" y sobre la exhumación de Franco es contundente: "Deberían canonizar a Sánchez porque ha resucitado a un muerto". Y es que parece que la necrofilia es un mal de España, "está ahí desde siempre".

Sobre sentirse patriota, asegura en Herrera en COPE que es un apátrida: "el concepto de nación es donde has nacido, pero el de patria es subjetivo, es un concepto emocional o de familia y puede cambiar". El tiene mucho mundo a sus pies, y es que "a fuerza de viajar, llevo 83 años siendo español y mi patria son mis zapatos. Soy patriota de mi mismo". 

COMPRAR EL LIBROEste libro cierra un ciclo: el de la obra de Fernando Sánchez Dragó sobre este país. Primero fue la España mágica: Gárgoris y Habidis. Llegó después la trágica con Muertes paralelas. Más tarde, Dragó retrató la España boba, la de la mala leche, la de la glorificación de la chapuza y la pérdida de valores con Y si habla mal de España… es español. Paralela a esa España corría la de la corrupción, las imposturas y la picaresca. Dragó escribió, a modo de thriller, la radiografía de un país delincuente en La canción de Roldán. Faltaba en ese ciclo una España, la de la épica, los héroes y el wéstern. Es la que galopa en Santiago Abascal. España vertebrada.

Y ahora, por fin, llega la España a la que muchos se aferran: la de la guerra. Arderéis como en el 36 recoge una serie de textos en los que, de un modo u otro, el autor alude a la Guerra Civil y a la Memoria Histórica. El libro es, por fuerza, fruto de una opinión de primera mano. Dragó, huérfano de guerra, nació en el 36 y vivió la posguerra y el periodo franquista paso a paso. De principio a fin. Difícil será convencerle de que las cosas fueron distintas a como él las vio.

Con un esclarecedor prefacio de Juan Eslava Galán, un brillante prólogo de Emma Nogueiro y un poético epílogo de Fernando Arrabal, este libro de un hijo póstumo de padre asesinado durante la Guerra Civil, sólo podía ver la luz en el 80 aniversario del inicio de la contienda.