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Carlos Herrera  

 

COPE

La actualidad económica en 'Herrera en COPE' con el profesor Gay de Liébana.

Las previsiones de crecimiento económico formuladas por la Comisión Europea y dadas a conocer en la primera decena del mes de julio, contienen un lado bueno y otro malo. La noticia positiva es que la Comisión revisa al alza nuestra previsión de crecimiento para 2019 y la establece en el 2,3%, dos décimas por encima de la hecha en primavera, aunque mantiene nuestro crecimiento en el 1,9% para 2020.

Desde la perspectiva española, por consiguiente, estamos ante un pronóstico que nos inyecta optimismo, cauto, y que tiene que ser celebrado con templanza. El empuje de nuestro sector exterior, con las exportaciones ahí en la lucha de los mercados exteriores junto con una moderación importadora, suma en pro de la economía española, aunque los próximos meses son algo impredecibles a causa de la bruma que envuelve al comercio mundial con esa conflictividad, momentáneamente apaciguada, entre Estados Unidos y China, con todos los números de la tómbola para que Europa sea la siguiente perjudicada de las reacciones apoteósicas de Donald Trump, máxime tras aprobarse en Francia el equivalente a la Tasa Google, y con España, por la misma razón, en el punto de mira del inquilino de la Casa Blanca. Así que los escollos con que pueden topar nuestras exportaciones hacia Estados Unidos y de retruque hacia otros lugares, pueden quebrar el ímpetu exportador.

Internamente, el consumo privado, el de las familias y empresas, sigue siendo el elemento dinamizador de nuestra economía si bien se palpa una menor alegría consumista – tal y como deslizábamos días atrás – que se contrarresta con el empujón inmobiliario en la construcción y el sector residencial. Estos días, igualmente, el turismo, que está funcionando relativamente bien en lo que llevamos de 2019, se añade como foco de preocupación debido a que turistas alemanes y nórdicos optan por viajar a otros destinos del Mediterráneo que han dejado de ser puntos conflictivos y compiten con España en cuestiones de precio y calidad. Los hoteleros, al menos aquí en las Baleares, desde donde escribo estas líneas, no las tienen todas consigo a la hora de prever un verano turísticamente excelente.

En todo caso y a la vista de cómo está el panorama europeo, España se desacelera más lentamente que nuestra Europa del euro. Porque si, como indicábamos, la previsión de crecimiento de España para este año (2,3%), es buena noticia, aunque no echemos las campanas al vuelo, el problema es la Europa del euro cuyo crecimiento para 2019 es pírrico (1,2%) con Alemania (0,5%) al frente que es, como siempre insistimos, el tractor que tira de la zona euro.

Se conjugan algunos factores en contra de la energía económica de la Zona Euro.

En primer lugar, la venta de coches cae y la automoción es motor de la industria europea. ¿Por qué se venden menos coches? El dinerito de las familias y el freno de mano a consumos importantes cuando el panorama se ve algo borroso, influye. Además, los potenciales compradores de coches dudan con la nueva normativa de emisiones contaminantes de 2018 y las medidas más rigurosas que habrá que cumplir antes de 2021 y las restricciones urbanas a la circulación de vehículos producen serios interrogantes a la hora de dar el paso y animarse a comprar un coche nuevo.

En segundo lugar, la Europa del euro es una economía marcadamente exportadora, que se proyecta hacia todo el mundo, y la conflictividad chino-norteamericana le perjudica. Encima, atemorizan las amenazas de aranceles de Estados Unidos sobre los automóviles europeos, junto con la incertidumbre global, y los desaires de Trump hacia Francia y España como consecuencia de la implantación de la Tasa Google que no solo castigará a ambos países sino a toda la Europa del euro. A la postre, las ventas al exterior de la eurozona aflojan.

Y, en tercer lugar, tantos líos políticos internos en la Europa del euro y en la misma Unión Europea, con el Brexit, Italia, populismos y nacionalismos suponen otro lastre…, como, sin ir más lejos, el baile político español en busca de la formación de un gobierno.