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Carlos Herrera  

La historia del día de 'Herrera en COPE'

COPE

En la noche del 2 de febrero de 1959, ocho jóvenes rusos y su guía, de ruta por los Urales, acamparon a unos metros de la conocida Montaña de la Muerte. No se tuvo más noticias de los excursionistas.

A finales de febrero, los rescatadores encontraron los cadáveres de cinco de ellos a 500 metros de una de las tiendas. Los otros cuatro fueron hallados en mayo. La mayoría estaba a medio vestir, algunos sin zapatos y otros con ropas que no eran las suyas, como si hubieran salido apresuradamente.

Los investigadores concluyeron que tres murieron a golpes causados por “una fuerza elemental irresistible”. Los otros de hipotermia. A una chica le faltaba la lengua. La ropa de algunos de ellos presentaban altas dosis de radiación.

Este suceso se convirtió en uno de los grandes misterios de la antigua Unión Soviética y se elaboraron numerosas teorías: fueron matados por el KGB; asesinados por presos de un penal cercano; aniquilados por los Mansi, un grupo étnico que habitaba la zona; o incluso por alienígenas, o se mataron entre ellos.

Se escribió también que habían sido víctimas de un experimento para probar una nueva arma. De ahí la radiación.

Los familiares nunca aceptaron la explicación de las autoridades y pelearon durante años para que se siguiera investigando.

Ahora, 60 años después de este misterio, la Fiscalía de la región donde sucedieron los hechos, ha reabierto el caso.