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Carlos Herrera  

La huelga de taxistas en Madrid amenaza la celebración de Fitur

COPE

 

Señoras, señores, me alegro. ¡Buenos días!

 

¿Qué tal están? Es miércoles. Es 23 de enero. Ya son las 8 de la mañana. ¡Qué tarde! ¡Qué tarde se hace para todo! ¡Qué tarde es para arreglar...! Bueno, nunca es tarde si la dicha es buena. Pero para arreglar un conflicto como el del taxi, que se está enconando. ¡Qué tarde es para encontrar al pequeño Julen! ¡Qué tarde es para aprobar el decreto del alquiler! Y este gobierno ni con los amigos que tiene. ¡Qué tarde es para recuperar, cuando se quiera recuperar, las competencias de política penitenciaria, que es una de las competencias Estado más importante, y que el gobierno de Pedro Sánchez utiliza... Bueno, como mercancía para apuntalar su permanencia en el poder, traspasándosela al gobierno del PNV, del País Vasco. Lo próximo me imagino que serán los presos. Y luego ya que hagan con los presos lo que ellos consideren oportuno. No sé.

La huelga de los taxis

Pero verán, se complica la huelga de taxis -es lo primero que seguramente ustedes están pensando- en dos de las ciudades españolas más aquellas otras ciudades donde puede darse el efecto contagio. De darse. De darse. Es decir, algunos están poniendo en Zaragoza, en Valencia, en Sevilla, en Málaga, en Bilbao, en La Coruña, en Santa Cruz... Están poniendo las velas que tengan que ir poniendo para que la vida no se paralice. No tanto por el hecho de que los taxistas no quieran llevar a nadie a un lugar, sino por el hecho de que los taxistas impidan que alguien pueda moverse con libertad por una ciudad como han hecho en Barcelona y a Madrid.