noticia
 
 
Carlos Herrera  

 

EL MUNDO

El Stonehenge de Turquía. A 55 kilometros de la frontera con Siria

De niño, Klaus Schmidt solía pasar el tiempo en las cuevas de su Alemania natal, con la esperanza de encontrar pinturas prehistóricas. Treinta años más tarde, y miembro ya del Instituto Arqueológico Alemán, ha encontrado algo infinitamente más valioso: un complejo templo que casi duplica en antigüedad a cualquier cosa comparable en el planeta.

"Este lugar es una supernova", explicó Schmidt, en pie bajo un árbol solitario en una cumbre golpeada por el viento, a 55 kilómetros de la frontera turca con Siria. "Al minuto de verlo supe que tenía dos opciones: salir de allí y no contárselo a nadie o pasar el resto de mi vida trabajando en ese lugar".

Tras él se encuentran los primeros pliegues de la meseta de Anatolia. Por delante, la planicie mesopotámica, como un mar de arena coloreada, se extiende hacia el sur a lo largo de cientos de kilómetros. Los círculos de piedra de Gobekli Tepe se hallan justo al frente, ocultos bajo la cima de la colina.

En comparación con Stonehenge, conforman una estructura humilde. Ninguno de los círculos excavados (cuatro de un total estimado de 20) mide más de 30 metros de longitud. Los pilares tienen forma de T como el resto, y hay dos torres de cinco metros de altura que sobresalen al menos un metro sobre las demás. Lo que hace de este conjunto algo remarcable es que cuentan con grabados de jabalíes, zorros, leones, pájaros, serpientes y escorpiones, además de la época de la que data. Estas piedras, cuyo origen se calcula en el año 9.500 antes de Cristo, son 5.500 años más viejas que las primeras ciudades de Mesopotamia, y 7.000 años más ancianas que la composición de Stonehenge.

Gobekli lo cambia todo

Muy lejos de la rueda o la escritura, las personas que levantaron estas edificaciones no conocían siquiera la cerámica ni cultivaban el trigo. Vivían en aldeas y eran cazadores, no agricultores.

"La gente pensaba que sólo las civilizaciones complejas y jerárquicas eran capaces de construir tales emplazamientos monumentales, y que sólo cambiaron de dirección con la invención de la agricultura", explicó Ian Hodder, catedrático de antropología de la Universidad de Stanford, al cargo de las excavaciones en Catalhoyuk, el más conocido emplazamiento neolítico de Turquía, desde 1993. "Gobekli lo cambia todo. Es elaborado, complejo y preagrícola. Todo esto convierte el emplazamiento en el descubrimiento arqueológico más importante desde hace mucho tiempo".

Con tan sólo una fracción del emplazamiento al descubierto tras una década de excavación, la importancia de Gobekli Tepe para las personas que lo construyeron continúa siendo todo un misterio. Hay quien piensa que se trataba del punto central de un rito de fertilidad, y que las dos piedras elevadas en el centro de cada círculo representaban a un hombre y una mujer. Se trata de una teoría que el consejo turístico de la cercana Urfa ha adoptado con presteza. Visite el jardín del Edén, anuncian a bombo y platillo sus folletos: vea a Adán y Eva.

Schmidt se muestra escéptico. Está de acuerdo en que Gobekli Tepe podría ser "el último florecimiento de un mundo semi-nómada que la agricultura estaba a punto de destruir", y apunta que su condición actual casi perfecta se debe a que aquéllos que lo construyeron lo enterraron al poco bajo toneladas de tierra, como si su rico mundo de animales salvajes hubiese perdido todo sentido.

La mayor de las preguntas

Pero el emplazamiento está exento de los símbolos de fertilidad que sí aparecen en otros emplazamientos neolíticos, y las columnas con forma de T no muestran sexo alguno, a pesar de su apariencia semi-humana.

"Creo que aquí nos enfrentamos cara a cara con la primera representación de los dioses", comentó Schmidt, señalando una de las piedras de mayor tamaño.

"No tienen ojos, boca ni rostro, pero sí que tienen brazos y manos. Son creadores. En mi opinión, la gente que realizó estos grabados ya se planteaba la mayor de las preguntas. ¿Qué es el universo? ¿Por qué estamos aquí?".

Sin evidencia de la existencia de alguna casa o tumba cercana a las piedras, Schmidt considera que la cumbre de la colina era un emplazamiento de peregrinaje para las comunidades de un radio de aproximadamente 160 kilómetros. Las piedras más elevadas están todas colocadas hacia el sureste, como si observaran la planicie salpicada de emplazamientos contemporáneos, en muchos aspectos tan destacados como Gobekli Tepe.

Como una pintura de Klee

El pasado año, por ejemplo, los arqueólogos franceses que trabajaban en Djade al-Mughara, al norte de Siria, descubrieron el mural de mayor antigüedad jamás encontrado. "Dos metros cuadrados de formas geométricas de colores rojo, negro y blanco, como una pintura de Paul Klee", explicó Eric Coqueugniot, de la Universidad de Lyon, al cargo de la excavación.

Coqueugniot describe la hipótesis de Schmidt de que Gobekli Tepe era un punto de reunión para la realización de rituales como "tentadora", dada su posición espectacular. Pero las investigaciones en la región aún se encuentran en una fase muy temprana. "Es posible que mañana alguien encuentre algo mucho más espectacular".

Vecihi Ozkaya, director de una excavación en Kortiktepe, a 190 kilómetros al este de Urfa, duda de que los miles de cuencos de piedra que ha encontrado desde 2001 en cientos de tumbas de más de 11.500 años de antigüedad puedan calificarse así. Pero su entusiasmo llena su austera oficina de la Universidad de Dicle en Diyarbakir.

"Eche un vistazo a esto", comenta, señalando una foto de una escultura exquisitamente tallada en la que se muestra a un animal, mitad humano y mitad león. "Es una esfinge, miles de años antes de la existencia de Egipto. El sureste de Turquía, o el norte de Siria, es la región que fue testigo de la noche de bodas de nuestra civilización".