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Carlos Herrera  

 

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Juana Escudero, entrevistada por Herrera en 2017, ha conseguido demostrar que no es la persona que está enterrada en un cementerio de Málaga

Una vecina de Alcalá de Guadaíra, Sevilla, Juana Escudero, ha conseguido demostrar, tras nueve años de pleitos judiciales, que no es la persona que está enterrada en un cementerio de Málaga, tras certificar un juzgado que en el nicho con su nombre se encuentran en realidad los restos de su hermana Joaquina.

El 26 de mayo de 2017, Carlos Herrera entrevistaba a esta muerta muy viva. El comunicador decía "Es la primera vez que hablo con un muerto". "¿Usted fue un día al médico y le dijo está muerta?Supongo que usted le diría que no tuviese prisa, ¿no?", comentaba de forma chistosa Herrera.

Pero la situación de Juana era más complicada. Tenía muchos problemas a la hora de realizar cualquier trámite. No podía ni renovar el DNI.

"¿No se ha resignado usted y se ha planteado hacer caso al Estado?", le preguntaba en tono burlón David Gistau. A lo que Juana Escudero no dudaba en contestar que mejor no hacerlo porque, en caso de revivir, le iban a cobrar todo lo que no había pagado. En ese sentido, Juana insistía en que todas las facturas se las seguían cobrando, eso sí... los trámites oficiales no podía realizarlos.

EL PROCESO

El proceso ha concluido casi 14 meses después de que el 19 de octubre de 2017 le fuese extraído ADN al cadáver enterrado en el nicho del cementerio Parcemasa San Gabriel de Málaga con el nombre de Juana, y comparado con el del hijo biológico de la fallecida.

Para los expertos del Instituto Toxicológico de Sevilla no hay dudas, y reflejan en el auto que la coincidencia "es más de tres millones de veces más probable si el cadáver pertenece a la madre biológica que si fuera una persona al azar de la población no relacionada con él".

Las primeras investigaciones apuntan a que se pudo llevar a cabo un caso de usurpación de identidad por parte de la pareja de la fallecida, que habría usado los datos de Escudero cuando la mujer murió repentinamente.

Juana Escudero creyó desde el primer momento que pudo ser confundida con su hermana, con la que no tenía contacto, ya que ella misma no tiene relación alguna con la provincia de Málaga ni con nadie que pueda coincidir en datos con la persona enterrada en el nicho.

Ahora el caso queda cerrado, según ha dicho el letrado, que ha señalado que ya es voluntad de la propia Juana Escudero seguir adelante para profundizar en las razones que llevaron a las personas que gestionaron el entierro a sepultar a su hermana con los datos personales de ella.