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Carlos Herrera  

 

EL CORREO DE ANDALUCÍA - Manuel Bohórquez

Aunque sé que seré recriminado por quienes no aprecian nada su estilo, confieso que Carlos Herrera ha sido siempre un periodista de mi gusto. Me costó entender su ironía y, a veces, saber cuándo hablaba en serio y cuándo no. Me ganó en su momento el hecho de que fuera tan aficionado al flamenco y a la copla, y también que fuera de Almería, una tierra que adoro desde hace muchos años.

Escucho a diario su programa de La Cope porque me divierto bastante. Sí, sobre todo por eso, porque logra que un programa de radio dedicado a la actualidad, con contenido político, sea divertido e ingenioso, con colaboradores imprescindibles. Y valiente, muy valiente, lo que no es nada fácil en un país, España, lleno de españoles tan intolerantes con las ideologías de los demás. No sé cuál es la ideología de Carlos Herrera, si la tiene, y, sinceramente, si la tiene me importa un bledo, como no me importan las ideologías de sus geniales colaboradores. Eso de andar mirándoles la matrícula a los periodistas me parece impropio de un país tan antiguo e importante como es España, que además es un estado democrático.

Puesto a escuchar un programa de radio de información general y alto contenido político, lo primero que busco es que no me tomen el pelo. Lo de la imparcialidad no me interesa tanto, porque, ¿de qué me sirve que un periodista vaya de imparcial si me está tomando el pelo? Prefiero la sinceridad y Carlos Herrera es la sinceridad personificada. Luego me gusta su sentido de humor. ¿Por qué hay que ponerse tan serio para hablar de política o cocina? Ayer dedicó una buena parte de su programa a los tipos de croquetas que existen en los pueblos y ciudades de España y disfruté lo indecible. Luego cogí el coche y me puse a buscar croquetas por todos los bares de La Puebla del Río, porque tenía hasta mareo. Hacer radio es eso, llegar a la gente de una manera sencilla, con sentido del humor y sinceridad. Con valentía a la hora de tratar asuntos como el de la política, desde la imparcialidad o solo desde la sinceridad bien documentada.