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Carlos Herrera  

 

COPE

'Herrera en COPE' se despide de la temporada del mejor modo posible.

¿Cómo?

Recuperando los mejores momentos que los 'fósforos' nos han dejado. Porque si alguien pone una sonrisa a las mañanas, esos son ellos con sus historias. A veces cómicas, otras con un punto más trágico, pero siempre representativas del sentir de la calle.

Por eso, este viernes en el que Carlos Herrera se retira de las ondas para recargar pilas de cara a la nueva temporada, hemos querido recopilar sus testimonios.

UN ALEGATO A FAVOR DE LOS ENAMORADOS

En el Día de San Valentín suele ocurrir que uno pone mucho en el regalo y la otra persona pana. Fue el caso de Toñi, que llegó a casa y su marido estaba deshojando rosas. Se fue a echar la siesta y cuando abrió los ojos, estaba cubierta de pétalos. Pero no eran para ella, sino que los estaba guardando en cajas para la Semana Santa. Su sorpresa fue salir a echar la basura y encontrar una cinta que ponía “tus amigos no te olvidan”. Y es que, el esposo, “que es más bruto que una infusión de pan rallado”, le había pedido al sepulturero las coronas marchitas.

Jorge también tiene una maravillosa historia. Cuando salieron las sartenes antiadhenerntes, decidió comprarle una a su mujer por el Día de San Valentín. Cuando ella abrió el paquete, ya nunca le hizo comida. A día de hoy, él todavía se pregunta por qué.

BODAS ACCIDENTADAS

De enamorados va la cosa. Porque Emilio tuvo una boda muy accidentada. Por poco no se casa. En su pueblo había la costumbre de celebrar la despedida de soltero el día antes del enlace. Ni corto ni perezoso, se fue con sus amigos a una discoteca, donde acabó con “una borrachera muy cojonuda”.

Sus amigos decidieron dejarlo en un vagón de tren y continuar la fiesta sin el novio. La sorpresa de Emilio fue despertarse con el ferrocarril en marcha desde Madrid destino Zaragoza. “Cuando fueron a por mí el tren había volado. Yo no sabía si estaba soñando o qué, pero me casaba a las 2 de la tarde”, confesó.

Aprovechando un cambio de máquina, se tiró del tren y se fue a coger un taxi, pero “no tenía una perra encima” para llamar a sus padres. Un taxista se apiadó de él y lo llevó a su casa, donde lo bañaron a golpe de manguera para que se le quitara la resaca.

Me casé con toda la caraja”, relató, y el buen samaritano que lo llevó al enlace acabó borracho durmiendo en su casa.

UN VESPINO PARA VER A LAS NOVIAS

En el 50 aniversario de los vespinos, Francisco contó que tenía uno de estos ciclomotores que le compró su padre, “que estará por ahí arriba en algún bar”. Un día, cuando se dirigía a ver a una “novieta” que tenía en Valencia, tuvo un percance tal con un coche que se rompió tres dientes. Su madre, que lo conocía, le preguntó si se había peleado con alguien. Su sorpresa fue ver la moto reducida a escombros. Francisco ya nunca más volvió a tener un vespino hasta que pudo pagárselo.

Esperamos que la temporada que viene los fósforos nos sigáis regalando vuestras historias más cómicas, porque si alguien da sentido al programa, sois todos los oyentes que día a día sintonizáis Cope para pasar los momentos más distendidos de la jornada.