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Carlos Herrera  

 

COPE

 

Señoras, señores, me alegro. ¡Buenos días!

 

¿Quién es el Barça? ¿Quién es el Barça? Efectivamente, los grandes castillos y los grandes palacios pueden ser tomados al asalto, al asalto de las formas del arte, de bailar acompasadamente con un balón, de ponerle pintura verde al campo verde, rayas verdes al panorama de un estadio en el que mucho y buen fútbol se ha visto. Efectivamente, hay domingos para recordaros. Hay domingos, damas y caballeros, para volver a vivirlos, así se tenga la oportunidad. Y así pasamos el domingo.

Bueno, y ahora si les parece bien ya hablamos de temas menores, la Primera Guerra Mundial, las hipotecas y de estas cosas para completar la información, no por otra cosa. Para acabar la...

Ayer fue interesante la imagen de 84 jefes de Estado y de gobierno bajo el Arco del Triunfo de París, eh, conmemorando el centenario del armisticio de 1918, la guerra, la Primera Guerra Mundial le hemos puesto, le hemos puesto número, la Primera y la Segunda.

La Segunda de alguna manera consecuencia de la Primera. Dicen los historiadores el Tratado de Versalles, que es cuando acaba, efectivamente, y le ajustan cuentas a Alemania. A Alemania y al Imperio Austrohúngaro no porque de eso no quedó nada. Hungría fue una cosa, Austria otra, Checoslovaquia reciente creación, Yugoslavia, etcétera, etcétera.

De la Primera Guerra Mundial, venimos diciendo esta mañana, fue esa cosa que todo el mundo sabía que iba a suceder, pero todo el mundo era incapaz de explicar exactamente por qué iba a suceder porque había muchos factores.

Efectivamente, ayer Macron, Emmanuel Macron, el presidente francés, advirtió de los peligros del nacionalismo.

La primera Gran Guerra fue una reafirmación del nacionalismo, una consecuencia de la reafirmación del nacionalismo del siglo XIX. Además de carrera armamentística, competencia comercial, de ese ansia por controlarle y poseer los Balcanes, el deseo de la Alemania de borrar Inglaterra su influencia mundial, etcétera, etcétera. Y empezó uno, hubo un detonante, y de ahí los austrohúngaros declaran la guerra a Serbia y Rusia se mete para protegerla y luego Alemania se va hacia Bélgica para entrar en Francia e interviene Inglaterra... Bueno, llegaron luego los norteamericanos y con la llegada de los norteamericanos cambió el sentido de la pelea entre la Triple Alianza y la Triple Entente para la victoria, finalmente, de la Triple Entente.

Pero millones de hombres, millones de hombres, millones de cadáveres, sembrando el escenario de Europa. España fue neutral, como en la siguiente guerra también. No estaba para guerrear precisamente.

Pero el peligro del nacionalismo, el nacionalismo es la guerra, dijo Mitterrand. Ahora, efectivamente, el nacionalismo y en su peor, en su peor versión, la más virulenta, vuelve por sus anchas en Europa. ¡Qué decirles aquí en España! ¡Qué decirles aquí en España!

Pues esos mismos en plano europeo, todos juntos, arrebujados debidamente y revueltos, consiguieron lo que consiguieron en la primera parte del siglo pasado con las consecuencias que no podemos ignorar.