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Carlos Herrera  

 

COPE

 

Señoras, señores, me alegro. ¡Buenos días!

 

Nos hemos plantado como el que no quiere la cosa en un viernes, como aquello de ayer, festivo, el viernes a la remanguillé, que se lo coge quien puede y quien quiere. Quien quiere no, seguramente quien puede. Y el fin de semana con un tiempo más o menos agradable a excepción de algunos lugares en el Cantábrico y Baleares, por ejemplo, donde va a seguir lloviendo, pero en el resto del país, la verdad, que predomina el tiempo estable con temperaturas en ascenso. Es decir, ya ni siquiera la rebequita va a hacer falta ya, a lo mejor una camiseta interior de esas de agujerito buena y una camisita en lo alto, va usted monísima y usted monísimo. Y salen a la calle y van a disfrutar de estos días.

Como hoy va a disfrutar de su día una mujer que cumple 80 años. Es una de las personas más queridas de España. Es la Reina Doña Sofía. 80 años de una mujer de la que se puede decir, sin temor a exagerar, que ha sido discreta, trabajadora y que ha estado volcada con los demás, especialmente con los desfavorecidos. Ha dado impulso a no pocas acciones culturales en España y ha servido, sobre todo, de equilibrio. Equilibrio en el desempeño de su labor y equilibrio siempre con todas las acciones que ha llevado a cabo su familia, especialmente su esposo, el Rey Juan Carlos. Hoy estarán todos en una comida, hoy tienen una comida, un almuerzo familiar, y por la tarde, con el Rey emérito, va a acudir a la Escuela Superior de Música que lleva su nombre, donde va a disfrutar de un concierto en su honor. La verdad que los 80 años merecían también el Palacio Real, pero bueno... No sé exactamente cuál ha sido la razón de no tenerlo en cuenta.

Miren, las apuestas, vengo diciéndoles esta mañana, estaban 100 a 1 o 1 a 100 porque yo tampoco lo de las encuestas tampoco lo tengo... Gistau, tú que eres de... ¿Cuándo una cosa está muy clara...?

Bueno, 100 a 1, pongamos que son 100 a 1. 100 a 1 es cuando está muy claro... Bueno, que estaba claro. En una palabra, que estaba claro que habida cuenta la etiqueta que ha merecido este Gobierno, de ser un Gobierno sin escrúpulos, con un presidente guiado por la desfachatez más absoluta, antes o después, la presión debida haría que una vía de agua surgiera en algún lugar en esto del juicio a los independentistas-golpistas catalanes que va a comenzar en enero.

¿A qué me estoy refiriendo? Pues mire, a que la Abogacía del Estado, que es una de las partes acusadoras en ese juicio, ha presentado en un escrito sus consideraciones. La Abogacía del Estado vela por los intereses del Estado, especialmente en aquello que hace referencia al dinero público que se haya podido malversar. Es evidente que el 1 de octubre hay razones que invitan a pensar que aquellos que montaron el referéndum y luego las operetas a continuación, malversaron dinero público. Bueno, pues ahí es en lo que la Abogacía del Estado tiene que emplearse particularmente, pero es que ha dado un paso más y ha dicho la Abogacía del Estado, además de malversación, también vamos a pedir responsabilidades por el delito de sedición.

Es decir, se mete en un terreno que no le acaba de corresponder, pero bueno, lo puede hacer, y no lo hace por rebelión en contra de un escrito que presentó hace unos meses en el que claramente se manifestaba partidaria, la Abogacía del Estado, de acusar por rebelión.

¿A qué viene ese cambio? ¿Pues a qué va a venir, almacántaro?

El cambio viene a que directamente la ministra de Justicia, por orden del presidente del Gobierno, ha presionado a una persona a la que colocaron, por cierto, en la Abogacía General del Estado nada más llegar al Gobierno, Consuelo Castro, que no es la responsable penal encargada del caso, es no la directora del Servicio Jurídico, y esta ha sido sensible a la presión de ellos.

¿Esto qué quiere decir? ¿Quiere decir algo?

Vamos a ver, en ese juicio hay una acusación particular, la de Vox, imagínense si tienen claro lo del delito de rebelión, y la acusación de la Fiscalía, que por ahora sigue manteniendo que hubo un delito de rebelión. Por ahora sigue manteniendo lo que decía Pedro Sánchez, por ejemplo, hace unos meses. Y lo que se ha negado a volver a decir, desdiciéndose en una palabra, hace pocos días. Dice el Gobierno que no cree que hay delito de rebelión. Y se lo hace decir a la Abogacía del Estado.

Bueno, como les digo, la incidencia de todo ello es muy relativa, pero es una forma de presionar también a la Fiscalía, de marcarle el camino. Ahora hay que ver los regaños de la propia Fiscalía: si mantiene o no mantiene lo anterior y, sobre todo, si lo mantiene una vez acabado el juicio. Es decir, cuando se han escuchado las pruebas, los testimonios, las cavilaciones, los argumentos de los defensores, la Fiscalía puede puede cambiar sus criterios.

Veremos si en ese momento lo hace o no lo hace, pero lo que estamos viendo, lo que vamos viendo, es que este juicio puede ser un toque muy serio a la salud del Estado de Derecho porque los augurios no son precisamente buenos.

Miren, manipular la Abogacía del Estado no es precisamente de recibo, pero no atreverse en sede parlamentaria, como no se atrevió Sánchez a preguntas de Rivera a negar indultos, es decir, Rivera le decía: “Dígame usted que no va a indultar a estas personas”, y Sánchez no lo dijo. Ese es el primer paso, además de para desprestigiar la justicia, es un desprestigio enorme a la justicia española, para anunciar cuál va a ser el comportamiento de ellos una vez que acabe el juicio. Desgraciadamente para sus intereses no los puede indultar antes de que lo juzguen, porque es que a lo mejor no los condenan. Eso tendrá que verlo un tribunal. Pero les ha enviado el mensaje de que el indulto va a ser, si él está en el poder, seguro

¿Y de qué depende que él esté en el poder?

De que estos le sigan apoyando. Ahí está la... Ahí está todo. De esta manera, presionando a la Abogacía, también presiona a la Fiscalía, le manda un mensaje, además la contradice, la contradice, y cuestiona la instrucción del juez Llarena sin ningún tipo de verguënza. Bueno, este gesto llega, además, dentro del límite del mes que le dio Torra a Pedro Sánchez para hacer algo antes de que le retirasen el apoyo. Claro, la pregunta es si será suficiente, si con eso tienen suficiente estos tíos. Y también llega después de que Pablo Iglesias fuera a negociar no solo los presupuestos a la cárcel con Oriol Junqueras, sino a negociar futuras alianzas para establecer futuros gobiernos tal y como diseñaron en la cena con el famoso señor Roures. Cuando salió de esa cárcel, Iglesias levantó el dedito y dijo: El Gobierno ya sabe lo que tiene que hacer. El Gobierno tiene que moverse".

Pues aquí tienen el movimiento. Al final los hechos van dando razón a Casado, cuando le dijo: “Es usted cómplice de los golpistas”. Oiga, esto es lo que hay y con estos bueyes hay que arar. El Gobierno ha hecho lo que le dijo Junqueras a Pablo Iglesias. Veremos si con eso basta. Me da la impresión de que no, pero bueno.