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Carlos Herrera  

 

COPE

Señoras, señores. Me alegro. Buenos días

 

Ya son las ocho, las 7 en Canarias. Yo no sé durante cuánto tiempo diremos esto de las 7 en Canarias si el gobierno al final llega alguna idea y decide implantar una sola hora en todo el territorio nacional. Hacer que la hora de España peninsular sea la hora Canaria. Con lo cual se perdería eso de "son las 7 en Canarias" para disgusto de muchos canarios, por cierto, que así tiene mucha más visibilidad. Y seguramente también terminaría la buena parte del anecdotario que deja en el mundo de la radio lo de la hora menos en Canarias. Todos hemos metido la pata alguna vez con esto.

Empieza una temporada radiofónica, la cuarta de este programa, con interesantes novedades.Y empieza la temporada, claro, con esas cosas que son clásicos en la prensa. Clásicos en los medios de comunicación. Por una parte, el síndrome postvacacional: una de las tonterías más grandes que hemos oído. Si hay que trabajar se trabaja. ¡Y cuánta gente hay que desearía tener síndrome postvacacional y trabajar! Y por otra parte, la del otoño caliente. Yo no sé usted, pero yo no recuerdo ningún otoño en previsión que no haya sido caliente.

Es verdad que este año se juntan varios factores entre los que desestabilizan la política española, la sociedad española, el propio Estado español con ahínco y el gobierno de irrelevantes que ahora mismo en Moncloa va gobernando por decreto y decidiendo algunas medidas absolutamente inoperantes y absurdas para la sociedad española. La cuestión catalana es efectivamente uno de los puntos en los que más recaeremos durante los próximos meses en función de varias variables. Una de ellas es cuánto va a tardar la violencia de baja intensidad en convertirse en violencia de alta intensidad. Otra es cuántas batallas por la libertad se van a dar de verdad en Cataluña. Cuándo se va a honrar al puñado de valientes que está en esa batalla en Cataluña mientras otros muchos miran para otro lado. Los exquisitos: algunos intelectuales cools, no digamos algunos que dicen amar la Constitución pero con reservas. Y luego muchos catalanes que no se quieren enterar de la realidad que ocurre mientras el Gobierno de España se dedica a aplazar los problemas reales y a crear unos cuantos donde no los hay. No sé si con la intención de poderlos arreglar y justificar su existencia o con la intención de ir pasando los meses hasta ver cuándo las cosas son propicias para convocar las elecciones que ahora ya adelanta que lo van a convocar porque no convienen.