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Carlos Herrera  

 

COPE

Señoras y señores, me alegro, buenos días:

 

Espero que estén bien. Tienen muchas razones para estarlo. Es el día 11 de julio. Oiga, hemos llegado hasta aquí. ¡Qué maravilla! Y lo que nos queda, ¿verdad? Es miércoles. Estamos en el 2018. Hoy va a hacer calor donde ayer hizo calor y puede llover en el tercio norte peninsular. Y miren, yo no sé los finlandeses, los suecos, los checos, los nigerianos, y, seguramente, no tienen razones para aburrirse con las cosas que pasan en su país, pero reconozcamos que en España la caja de sorpresas que siempre te depara la actualidad hace que tengas que reconocer que vives en un país entretenido. Hay veces que el entretenimiento, efectivamente, es como para echar a correr y no parar hasta llegar a Tombuctú, pero otras veces, si consigues desapasionarlo todo, lo encuentras entretenido. Es decir, un país tan sólido en historia como España, está muy entretenido con la cuestión de las plurinacionalidades, por ejemplo.

La plurinacionalidad

Esto es, la plurinacionalidad es... Bueno, y quién menos... Yo no voy a ser menos que los demás. Baleares quiere ser, el gobierno que hay ahora en Baleares de los socialistas, por cierto, locos por ser catalanes; el gobierno de los valencianos, loco por ser nación e imponer el valenciano a toda costa; los socialistas asturianos están para hacer la cooficialidad del bable como paso previo a la reivindicación nacional; País Vasco y Cataluña ya no le cuento; los socialistas gallegos están por la inversión lingüística absoluta, por entrar, por hacerle guiños a la órbita del nacionalismo. Y ahora nos faltaba Aragón.

Coño, Aragón, que joder... Vamos a ver, que Aragón es Aragón. Es parte consustancial de la historia de España. Pues ahora Aragón también se suma al festival del nacionalismo y los derechos históricos. Es decir, ¿qué espera un administrado de sus administradores? Que le garanticen que las cosas funcionan bien: que uno va a urgencias si hay sitio y que la lista de espera para que le curen la verruga no es muy larga y que el autobús llegue a la hora que tiene que llegar y que... Bueno, y cuando comprueba que buena parte del tiempo de sus dirigentes se emplea como, por ejemplo, el gobierno socialista de Lambán en promulgar una ley de actualización de derechos históricos de Aragón, que los coloca por encima de la Constitución, y que plantea que el Estado derogue formalmente los Decretos de Nueva Planta de Felipe V, oiga, ¿no tenemos cosas más importantes que hacer que esta colección sublime de tonterías?

Por mucho que Aragón, yo entiendo que Aragón diga: “Oiga, vamos a ver, que yo he puesto mucha masa en el pan de España, eh. Yo también quiero ser como los demás. Si los demás son, pues, oiga, que aquí montamos una una unión de Estados”. Bueno, realmente Estado había uno que era Aragón. Lo otro era un condado en Barcelona. Pero después sumamos Valencia, lo que conquistó Jaime I, el Rosellón, Nápoles. En fin, que la Corona de Aragón era una cosa muy seria. Sí, hombre, pero eso era el año 1000 ciento y pico. A partir del 1000 ciento y pico. ¿Usted cree que nos tenemos que entretener ahora con estas cosas? Bueno, pues es... Oye, puedo entender a los aragoneses.

Se ha pasado del amor libre a meter un notario en una cama

Podemos entender todo. Las últimas iniciativas de un Gobierno de... Vamos, llamarle de opereta o llamarle un Gobierno de propaganda me parece, incluso, un poco cariñoso. La izquierda española está reinventando la moral victoriana. Ha pasado del amor libre a meter un notario en una cama. Es una iniciativa que ayer contaba la vicepresidenta, Carmen Calvo.

¿Alguien recuerda haber tenido una relación sexual en la que la otra persona le diera el “sí” explícito para proceder?

Hombre, hay veces que sí. Le dices: “Menganito, Menganita, ¿te quieres venir que te voy a coger lo más grande? Ah, pues mira, ¡qué alegría! Vámonos”. Otras veces son los gestos. No hay gestos, hay actitudes, hay...

Bueno, pues lo que quiere este Gobierno para que un hombre no pueda ser acusado de agresión sexual, es que haya habido un “sí” explicito. Vamos a ver, yo soy el primero que entiendo que si no hay un “sí” explicito, es mejor no meterse. Hay que respetar el hecho de que si no te dicen que “sí”, es que no te están diciendo... Vamos, a no ser que es que te coja directamente, ¿verdad?, por lo pudendo y te arrastre aunque no te diga que “sí”. Pero eso hay que respetarlo.