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Carlos Herrera  

 

COPE

Con 11 años tuvo una revelación al escuchar un casette de Aretha Franklin en casa de su abuela. No sabía que era negra. Pero se dio cuenta que su canto tenía mucho que ver con los gitanos. Y desde entonces su compromiso por el mestizaje lo lleva siempre bien alto en los escenarios. “Mestizo y Fronterizo”, un nuevo espectáculo hasta el 1 de julio en el Teatro de la Luz de Gran Vía en Madrid.

“He cumplido un sueño” dice Pitingo cuando cuenta que Sam Moore le gritó en un backstage que tençian que grabar algo juntos. Y de ahí, el “Soul Man” desgarrador que presenta el artista en este nuevo trabajo. “Grabado en Miami, de un tirón, con la banda de Sam Moore y mi parte flamenca”.

Un concierto que es “una animala” en palabras de Carlos Herrera. Porque Pitingo ya no quiere hacer música, sino algo que trascienda. Con una lista de artistas que “le dan mucho cariño y mucha humildad, porque contra más grandes son, más humildad”. Por ejemplo, con Roger Waters, con el que acaba de encontrarse en España, durante su último concierto. “Le encanta la bulería y los palos tristes”. Cuenta Pitingo, que si habla alguien cuando hay música, le echa a la calle.

“Dentro del mundo del artista hay mucho de plástico” y asegura Pitingo que los grandes artistas buscan a la gente normal, que les devuelvan a su tierra. Y eso consigue Pitingo, llevarnos con 25 músicos, una orquesta, un coro gospel, y música mestiza, a un lugar donde nos sentimos en casa. Porque Pitingo hace casa incluso el lugar más inhóspito.