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Carlos Herrera  

 

COPE

El experto en espías e inteligencia militar, Antonio Díaz asegura en Herrera en COPE, que los traidores lo pagan muy caro en el Servicio de Inteligencia ruso. Sergei Skripal lo pagó con una intoxicación de gas nervioso. Son prácticas de la Guerra Fría, que se frenaron hasta que llegó Putin al poder. “Lo normal era canjear espías y la cosa se quedaba ahí”.

El castigo de Skripal seguramente no es por haber sido doble agente sino porque puede que no estuviera del todo retirado. Gas nervioso, polonio, gelsemio... “las posibilidades de envenenar a alguien son tantas como sustancias podemos encontrar” según cuenta el toxicólogo forense del Instituto Nacional de Toxicología, Emilio Mencías.

Y lo más importante “todo depende de la dosis”. Las posibilidades de morir son muchas, e incluso se puede elegir si será lenta o rápida. En el caso de Skripal, “el veneno está en el aire y tiene alcance incluso a quien lo fabrica, simplemente con respirarlo o contacto con la piel”.

Para Díaz, este último envenenamiento en Londres “es un mensaje que se envía a los potenciales desertores”. Un arma política con remanentes de la Guerra Fría, en el siglo XXI.