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Campo de Criptana, 1948. Los 80 fueron muy locos. Tanto, que un señor con bigote y melenas vendió millones de discos con versiones modernas de música clásica. El recopilatorio 'Fantasías' y un concierto el día 24 en el Auditorio Nacional (a beneficio de Manos Unidas) lo recuerdan.

¿Divulgar? ¿Vulgarizar?

Todo es opinable. ¿Divulgué? ¿Vulgaricé? No sé. No hice esos primeros discos para especialistas en Bach, sino para aquellos en los que no prendía. Y funcionó: dieron a la gente la oportunidad de conocer la música sinfónica. Lo de divulgar es como el éxito: te tiene que ocurrir. Yo no quería enseñar nada< ;

¿Aficionado o profesional?

 La música es una vocación que algunos convertimos en profesión y otros, afortunadamente, se quedan en la parte de aficionado y pueden tocar lo que quieran, cuando quieran y sin ninguna exigencia profesional que les acucie. Mi padre, que fue quien me empujó a esto, lo era. La categoría de músico aficionado es la mejor que puede exhibir una persona que se dedica a esto.

¿Qué queda de aquel chico que fundó Conexion, un grupo de 'soul' en la España de los 60?

El entusiasmo, el interés por aprender y hacer cosas. Y luego, el gusto por trabajar para la gente, para el público. Me he redescubierto con las ganas de agradar y llegar con las emociones a la gente, que las melodías penetren y produzcan efecto.

¿Cómo recuerda los 80?

Fue una respuesta social disfrazada de música, una eclosión de gente muy atrevida. Por mi estudio Scorpio, que era una carbonería, pasó el 80% de la Movida: Las Costus, Tino Casal, Obús, Mecano, Tequila, el primer disco de Sabina, Almodóvar y McNamara, que grabaron allí Voy a ser mamá...

¿Cómo llevó el éxito?

Cualquiera se repone de un gran fracaso, pero muy pocos se reponen de un gran éxito. Con ocho años, yo era ya triple solista en mi pueblo, que es muy musical: con 15.000 habitantes hay 1.200 músicos; como sin en Madrid hubiese 400.000 músicos. Y las madres les decían a sus niños: "Mira, tú tienes que ser como Luisito". De alguna manera, yo ya venía con el éxito, porque en mi pueblo era una figura. Lo tenía asimilado.

¿Qué recuerda de sus años como adalid en la lucha contra la piratería?

Fue un momento de despiste en que España se puso a la cabeza de la piratería inexplicablemente. Así que empezamos a pelear, con gran riesgo, contra el 'todo gratis', pensando en los músicos jóvenes. Y ahora desde Artistas, Intérpretes y Ejecutantes (AIE) seguimos peleando por ello: tenemos una camada de músicos como nunca ha habido en España y los grupos tienen que pagar por actuar. Algo insólito.

¿Qué le parece la 'Rueda' de la SGAE?

Se ha condenado a los autores a actuar en televisión a las 3 de la mañana, porque todo son talent shows. Las televisiones privadas se han comprometido a ayudar al cine, pero no a la música. Y algunas se llevan parte de los derechos que genera la música. Así que, hombre, un poquito de responsabilidad social.

¿Y quien coge una obra de dominio público, le cambia tres notas y lo registra a su nombre?

Eso es hacer trampas. Hay que prohibirlo y penalizarlo. Que lo paguen. Además, es una cosa insignificante que creo que se ha magnificado.

¿Qué le parece el fenómeno de los DJs?

Me da un poquito de pena, por los músicos. Pero es el signo de los tiempos. Y también hay gente muy talentosa entre los DJs.

Eso de dirigir una orquesta... lo puedo hacer yo, ¿no?

Esa reflexión es de una ignorancia supina. El director es el pianista y los músicos son las teclas.

¿Puede ser revolucionario un pasodoble?

Sí, absolutamente. El pasodoble y la zarzuela son Marca España.

¿Y que suenen en TV3?

Viva el mundo, vivan los sueños, vivan las realidades. Y si podemos combinar el mundo, los sueños y las realidades, lo hemos conseguido.

¿Coñazo lo de Cataluña?

Es un hartazgo. Esperamos que todo esto pase pronto y tengamos la capacidad de ser todos para uno y uno para todos, como los mosqueteros.

¿Qué me podría decir de Isabel Pantoja?

Es una gran artista y una gran persona. Y es admirable el sentido musical que tiene y todo lo que puede comunicar a través de la música. Me quedo con eso.

En la presentación de este disco dice: "Luis Cobos, es, actualmente, el músico español más prestigioso e influyente, en todo el mundo, en la industria de la música y el espectáculo".

Se han pasado [risas]. Antes escribía yo estas cosas, pero juro que esto no tiene mi firma.

La pregunta final: ¿Hasta qué punto es importante el pelazo para dirigir?

Siempre me guié por esto que se decía de que Sansón se vino abajo cuando le cortaron el pelo. Y yo no quiero venirme abajo.