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Carlos Herrera  

 

COPE

El corresponsal de COPE en Oriente Medio, Mikel Ayestarán, ha publicado 'Oriente Medio, Oriente roto. Tras las huellas de una herida abierta'

El corresponsal de COPE en Oriente Medio, Mikel Ayestarán, ha dicho en 'Herrera en COPE' que en la actualidad "hay mucho periodismo de clínex" en el que se va a los sitios, se exprime la tragedia, y no se vuelve. Pero "yo vuelvo a los sitios".

Ayestarán, que ha escrito 'Oriente Medio, Oriente roto. Tras las huellas de una herida abierta' (Ediciones Península), sobre su experiencia en ese territorio durante los diez años que lleva ejerciendo el oficio de corresponsal. Uno diez años que comenzaron en 2006 en Líbano: "Me cayó una guerra encima".

Según ha contado Ayestarán, cuando iba a salir del país, Israel empezó a bombardear el aeropuerto. Ahí empezó su primera guerra. "Pensaban evacuarme por Siria, algo impensable hoy en día". Y allí se quedó cubriendo la guerra durante 33 días seguidos.

El corresponsal de COPE ha contado que ha llegado a estar "ocho meses sin ir a casa" en 2001, cuando se desarrolló la 'primavera árabe'. Una rueda de la que espera "seguir sin bajarme durante mucho tiempo".

En la actualidad, "Siria sigue siendo el gran examen al que me enfrento cada día", ha señalado, pero advierte que este país tendrá que mirar lo que está pasando en Irak, porque está siguiendo el mismo camino. "Uno va a Bagdad se le cae ahora mismo el alma. Antes tenía a un Sadam y ahora tienen veinte sadanes".

En Irak "no quedan ya cristianos, son una minoría minoritaría", ha contado Ayestarán.

En estos años ha vivido en los que ha pasado "bastante miedo", y en los que ha comprobado que "la realidad supera a la ficción por mucho, huele mucho peor y duele muchísimo más".

Cuando Mikel Ayestaran decidió convertirse en reportero de guerra, dejando atrás un apacible trabajo de redacción, no tuvo demasiadas dudas sobre hacia dónde iba a dirigir sus pasos. Oriente Medio no es la única zona caliente del planeta, pero, de entre ellas, es la que no falta ningún día en las secciones de internacional de los medios de todo el mundo. Marcada por profundas divisiones étnicas, políticas y religiosas, en la región las potencias mundiales y los regímenes locales dirimen sus diferencias a través de terceros países, y florecen grupos terroristas que han llegado a erigirse en amenaza global, como Al Qaeda o Estado Islámico.

Viajero empedernido, en 2004 Ayestaran no dudó en regresar a Bam poco después de su primera visita para cubrir el terremoto que arrasó la ciudad iraní. Pero fue su bautismo de fuego, en la guerra del Líbano de 2006, el que le metió de lleno en la rueda del periodismo de conflictos, que le ha llevado a viajar a Georgia, Irak, Afganistán, Pakistán, Egipto, Túnez, Jordania, Libia, Israel o los territorios palestinos. También, cómo no, a Siria. Tratar de entender y contar lo que allí ocurre se ha convertido en la forma de vida de este periodista desde que llegó a Oriente Medio hace ya una década. Es el propósito que persigue este libro, hecho de pedazos imprescindibles de una vida guiada por la brújula de la actualidad, a través de una región que se desangra como una enorme herida abierta.