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"Señoras, señores, me alegro, buenos días...

 

Van a subir las temperaturas informativas tal vez al final de esta semana, probablemente también a principio de la que viene, con una sentencia de la que ya no nos acordamos porque hace algún tiempo se cerró la vista oral, pero que que ya está decidda y que está prácticamente redactada.

La sentencia del caso Nóos

Es la sentencia del caso Nóos, que, en medios judiciales se apuesta, va a ser condenatoria para los principales encausados. No para quien ustedes están pensando. ¿Saben ustedes porqué no se arriesgarían a lo mejor los jueces del tribunal a condenar a la infanta Cristina? Porque saben que en un recurso en el Supremo eso se tumba. Es lo más probable porque es la doctrina del Supremo, no porque le tengan mucho cariño a la infanta. Pero los demás no se puede decir lo mismo. Esta sentencia la han tomado con bastante rigor la ponente y las dos miembros más del tribunal y se decide cuando acaba el jucio. Deliberan y deciden. Y luego la ponente lo que hace es desarrollar, justificar, explicar esa sentencia, los fundamentos de la misma, y se lo va enseñando a los otros miembros del tribunal, que añaden, o quitan, o sugieren, o hacen. Y lo están haciendo de una manera... Es decir, los jueces, cuando quieren que no se filtre algo, lo que trabajan es su propio ordenador, que no esté conecatdo a la red, un portátil si es necesario, y se lo llevan a todas partes. Y es él el que escribe la sentencia y la va justificando. Y no la ve nadie. En el momento en que la dicte a un secretario y en el momento en el que haya cinco fotocopias, la conocemos todos cualquier día. Es decir, cuando son celosos, y este tribunal ha sido particularmente celoso, la cosa se guarda en buen paño. Esa sentencia va a condicionar muy mucho informativamente todo.

El Constitucional actúa

Más información de tribunales. El Constitucional actúa de nuevo ante la sedición de la autoridad -del legislativo y del ejecutivo-, que saben ustedes que quieren organizar un referéndum diga lo que diga la ley. Pues el Tribunal Constitucional les ha recordado que no tiene validez la resolución aprobada por el Parlamento catalán para convocar un referéndum sobre la independencia este año. Con lo cual queda claro que si alguien lo convoca es contra la orden del Tribunal Constitucional, es decir, contra la Constitución, es decir, contra la ley. Y, por lo tanto, incurre en responsabilidad penal. Ahora adelante.

Aquí el debate ya cansino entre democracia y ley, porque los que quieren organizar ese referéndum -que divide literalmente a la sociedad catalan, la parte en dos, como está ocurriendo- apelan a la democracia. Pero en primero de democracia se estudia que sin ley no hay democracia. Y la democracia es el respeto a la ley. La ley promulgada por un parlamento democráticamente elegido y representativo de la soberanía nacional. ¡Cómo no va a tener enfrente a un gobierno, que en este caso quiere que se cumpla la ley, en virtud del respeto a la democracia!

Lo demás ya lo saben ustedes. Las reacciones conocidas. Estos han perdido la cabeza y están como locos porque el Gobierno tome algún tipo de decisión en legítimo ejercicio de la violencia legal que pueda utilizar. Es decir, enviar a los guardias. Están provocando todos los días para que se haga algo y así alimentar el victimismo, que es la gasolina perfecta del nacionalismo, del independentismo, de todos los ismos. Están como locos. El Gobierno antes o después va a tener que hacer algo. Ya veremos cómo se va a solventar eso, porque la Fiscal jefe de Barcelona, Ana Magaldi, ha denunciado el acoso, los insultos, que recibió a las puertas del juzgado durante el juicio por la consulta del 9-N. Le llamaron fascista, vete de Cataluña, tía mierda, etc. Tíos con odio inyectado en los ojos. Y a los dementes, a este pabellón de cretinos que forma parte del independentismo catalán, todo eso les parece bien, es libertad de expresión. Luego diles algo a ellos. Se le puede a un fiscal decir lo que se le ha dicho a Ana Magaldi y que no pase nada.

Conflicto de los estibadores

Dos asuntos importantes. No hay margen para el acuerdo con los estibadores, que van a ir a la huelga la próxima semana. Ya están realizando huelgas encubiertas, alguna de ellas con comportamientos violentos. Ya se están desviando mercancías a otros puertos que no sean los españoles porque no pueden estar ahí pendientes de que los estibadores las bajen o no. Este coto cerrado de los estibadores, que ganan un buen sueldo y a mi me parece muy bien. Lo que ocurre es que es un coto cerrado donde realmente no puede entrar nadie más, y eso ha dicho Europa que hay que desmontarlo. Y no va a tener más remedio el Gobierno que aprobar un decreto este viernes en Consejo de Ministros. Ya veremos cómo acaba.

Los informes perdidos

Ayer Juan Ignacio Zoido, ministro del Interior, compareció y decía que nadie encuentra los supuestos informes judiciales sobre el 11-M, sobre Marta del Castillo, sobre el caso Faisán, que decía el exnúmero dos de la Policía, Eugenio Pino, que sí se manejaban por ahí. La limpieza, pero con vaporeta eh, en el Ministerio del Interior que va a tener que realizar Zoido es de arremangarse, de ponerse un pañuelo en la cabeza y rodilleras, porque hay tantas cosas que desatascar de ahí...

El nuevo presidente del Parlamento balear.

Y luego hay un personaje maravilloso, que nos va a entusiasmar, que es Balatasar Picornell, Balti Picornell, el nuevo presidente del Parlamento balear. Es uno que ha puesto Podemos con la aquiescencia del PSOE, que como vive de Podemos en Baleares... Es carpintero metálico de profesión, el pobre escribir no sabe, ni siquiera en catalán. Dice que él es comunista, anticlerical, catalanista, animalista, que tal y que cual. Y seguidor de Fidel Castro. Y creador de una federación de repúblicas catalanoparlantes. Presidente de un parlamento eh. Lo cual pone sitúa a cada uno en su sitio. Y claro, si los que aman el Parlamento balear creen que su presidente tiene que ser este chaval, que a lo mejor es encantador, pues... Síganle de cerca porque seguramente nos va a dar grandes momentos". 

 

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La Generalitat mantiene el desafío con el referéndum