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Carlos Herrera  

 

COPE

El juez Fernando Grande-Marlaska ha asegurado en 'Herrera en COPE' que "nadie duda" de la imparcialidad de jueces como Enrique López, recusado para juzgar el caso Gürtel, o Cándido Conde Pumpido, que será el encargado de investigar a Rita Barberá, ya que son profesionales.

Grande-Marlaska, que ha presentado en COPE su libro 'Ni pena ni miedo', resalta la importancia de la "apariencia de imparcialidad" de cara al ciudadano que tiene que transmitir los jueces, y que por dicha apariencia él voto a favor de la recusación del juez Enrique López para juzgar el caso Gürtel, ya que fue nombrado por el PP, pero no de la de la otra jueza encargada de juzgar este caso, Concha Espejel.

En cuanto a que sea el juez Cándido Conde Pumpido, Fiscal General del Estado durante el Gobierno de Rodríguez Zapatero, el encargado de investigar a Rita Barberá por la causa que le ha abierto el Supremo, Grande-Marlaska ha dicho que "tengo mi opinión, no te la puedo dar porque generaría desconfianza hacia la sociedad". "Hay cuestiones dentro de nuestra libertad de expresión que podemos decir, y podemos decir muchas, pero otras sobre las que es mejor callar".

"Hay que partir de la base de que todos los miembros de la carrera judicial somos independientes e imparciales", ha insistido el magistrado, pero "si en algún caso alguien tiene la duda de ese extremo, o uno mismo, puede tener la duda de la imparcialidad están los cauces de la abstención o de la recusación".

El magistrado Fernando Grande- Marlaska reconoce que ha asumido "un riesgo evidente" al escribir el libro 'Ni pena ni miedo' (Ariel), que acaba de publicar y en el que hace una exposición de los temas actuales que afectan a la sociedad desde su experiencia personal.

Grande-Marlaska reconoce que de las causas que ha llevado, las que le han dejado "más muescas" son las relacionadas con el terrorismo de ETA y las del Jack 42 porque "son vidas que se pierden de una forma injusta". 

 

COMPRAR EL LIBROReseña del editor

Un libro que es no sólo la biografía de un ciudadano, sino la plasmación de un proyecto vital, de una lucha y de un éxito común que toca reivindicar y defender con vehemencia.

Ni pena ni miedo es toda una declaración de principios y de intenciones. Proviene de un geoglifo que el poeta chileno Raúl Zurita instaló en el suelo del desierto de Atacama. Habla del pasado y del porvenir. Es un lema de resistencia que significa que el miedo a las consecuencias de nuestros actos no debe paralizar nuestras decisiones futuras, que hay que ser consecuente con lo que creemos y defendemos. Y es el lema que Fernando Grande-Marlaska lleva tatuado en la muñeca, señal de compromiso con una idea: que sus propias vivencias se correspondan con esta filosofía de la vida. Unas palabras que le acompañan tanto en lo personal como en lo profesional.

Esta es una obra plagada de informaciones inéditas y reflexiones personales. Grande-Marlaska habla, por supuesto, de su infancia, de su familia, de su llegada a la vida profesional, de cómo su trabajo como juez le ha puesto a menudo en contacto con realidades duras que había que resolver o cómo su condición de gay casado le ha obligado a afrontar dolorosas tesituras que han hecho de él un hombre más duro de lo que hubiera deseado ser… Pero sobre todo, incide mucho en el ideario de alguien que en estos momentos de zozobra alza la voz en la defensa de una revolución ética que ponga fin a la corrupción, a la violencia de género o al maltrato animal, entre otras causas que defiende apasionadamente. Y todo esto lo cuenta aquí con honestidad, de forma espontánea pero firme, sin sentir pena ni miedo por las decisiones que ha tomado a lo largo de su vida.

Biografía del autor

Fernando Grande-Marlaska nacido en Bilbao, ha pasado por prácticamente todos y cada uno de los estamentos judiciales, hasta acabar en la posición que hoy ocupa como miembro del Consejo General del poder judicial. Ingresó en 1987 en la carrera y pasó por los juzgados de Santoña, Bilbao y Madrid, hasta que en 2006 se incorporó como magistrado a la Audiencia Nacional. Fue uno de los objetivos del comando Vizcaya de la banda terrorista ETA y en 2006 hizo pública su homosexualidad en una entrevista dada a Rosa Montero en El País Semanal. Desde entonces se ha significado como una de las caras más visibles del colectivo LGTB. Vive con su marido Gorka.