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En su libro 'La España de Alá' estima que la población musulmana en España puede llegar al 8% en 25 años. Especial hincapié hace en Argelia, de donde procedían gran parte de los detenidos en Nochevieja en Colonia  

Cinco siglos después de la Reconquista, los musulmanes han vuelto, asegura Ignacio Cembreroen su libro 'La España de Alá'( de. Esfera de los libros). “Son dos millones y siguen creciendo. Su índice de fecundidad es mayor que el de los españoles y siguen llegando fundamentalmente a través de la reagrupacion familiar”. Además hay que sumarle “la llegada de inmigrantes y refugiados, en su gran mayoría de Siria, Iraq o Afganistán”. Algo que a su juicio es “complicado pero que no supone una amenaza”.

¿Qué significa ser musulmán en España? “Para una gran mayoría no implica querer cambiar el estatus de España”, sino “llegar a fin de mes”. A esto hay que añadirle un "fuerte componente religioso que para la gran mayoría, no es extremista, aunque hay casos”.

En España hay casi un millón 900 mil musulmanes, de ellos, el 41% son españoles. “En Cataluña hay poco mas de medio millón y es allí con diferencia donde hay mas problemas. También los hay en Ceuta y Melilla, la única ciudad de España, ha recordado “donde los musulmanes son mayoría".

¿Cómo es la convivencia en las ciudades donde es más numerosa esta comunidad? “Tenemos un indice de islamofobia muy bajo -por ahora- comparado con otros países de Europa donde hay una extrema derecha que va cogiendo fuerza. Esta convivencia se organiza bien y mal; donde no hay guetos, como es el caso de Andalucía, no hay excesivos problemas. En Cataluña, por el contrario, la convivencia es mas difícil. “Practicar allí su fe les es mas complicado”.

Cembrero estima que la población musulmana “seguirá aumentando” aunque desconoce el ritmo. “Una previsión sobre Europa asegura que en 2035 los musulmanes serán el 10% de la población, pero hay que tener en cuenta que esa estimación era previa a la llegada de refugiados. España puede llegar en 25 años a un 8%”.

En su opinión, la integración pasa por la educación. “Para que las cosas vayan bien hay que hacer un gran esfuerzo en educación”.

Atención especial merece el caso de Argelia “Está entrado en crisis a pasos agigantados.  Es un país con una economía en la que todo esta subsidiado y estado no va a poder seguir pagando lo que implica que la gente se va a echar a la calle y que muchos tratarán de dar el salto a Europa. Unos 17 mil argelinos ya han entrado irregularmente en Europa por la ruta de los Balcanes tratando de hacerse pasar por refugiados sirios. Gran parte de los detenidos el 31 de diciembre en Colonia (Alemania) era argelinos que habían llegado a través de esa ruta. Argelia nos va a dar algún quebradero de cabeza”.

Argelia, ha recordado “es el primer proveedor energético de España”.

Son muchos –un 4 por ciento de la población en la actualidad– y serán más. España, con Cataluña a la cabeza, sigue la senda de otros países europeos como Francia, Alemania o Bélgica, con grandes minorías musulmanas. ¿Acabará teniendo los mismos problemas?

Pese al terrible atentado del 11-M, en 2004, la conflictividad de la comunidad musulmana en nuestro país no es alarmante. Y eso que muchos de sus derechos no se aplican. En la periferia de Barcelona o en Ceuta y Melilla, el caldo de cultivo entre los jóvenes musulmanes sí es, sin embargo, preocupante. De ahí que, después de Francia, España sea el país de Europa en el que las fuerzas de seguridad han desarrollado más operaciones antiterroristas.

¿Quiénes son los casi dos millones de musulmanes que viven en nuestra tierra?

Este libro es un recorrido por las comunidades musulmanas desde Ceuta a Cataluña, sin olvidar Andalucía; por los inmigrantes árabes, desde aquellos que se afincaron hace generaciones hasta los pocos refugiados recién llegados; y por los conversos al islam.

Narra sus aspiraciones, sus formas de vivir su religión, sus divisiones, sus relaciones con las autoridades –el omnipresente CNI entre ellas– y con las potencias árabes empezando por el vecino Marruecos. Se adentra también en el mundo de los yihadistas y de sus familias.

Trata, por último, de dar algunas pistas para evitar que aquí aflore el radicalismo en las segundas y terceras generaciones de inmigrantes, con la misma fuerza que lo ha hecho al norte de los Pirineos.