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Carlos Herrera  

CARLOS HERRERA

CARLOS HERRERAUno de los comunicadores que con más facilidad y sugestión logran conectar con el que se parapeta tras de la pantalla, del papel impreso o de la radio; no hay duda que el homenajeado de hoy ha conquistado como muy pocos en este país el universo de los medios de comunicación gracias a las armas innatas de la seducción, puesta en escena y dominio natural de las formas y tipos de expresión de los que ha tenido oportunidad de dejar su sello. Quizás su éxito radique en que es difícil verlo casado con nadie, ideológicamente hablando. Porque los que nos tomamos la vida con la seriedad que nos obliga esta puñetera señora, nos importa cuatro autovías interestatales si don Carlos se separa, si se “arrejunta” o si hace de su vida privada, celosamente suya, lo que tenga a bien, faltaría más.

CARLOS HERRERACarlos ha instaurado un concepto comunicativo extraordinario. Ha tentado pacíficamente a sus competidores y con los instrumentos más sublimes, los ha adelantado por la izquierda, por la derecha y por el centro. Por donde lo tachan algunos de recaer y por donde lo acusan otros de estar; pero los que lo escuchamos en radios regionales, los que lo seguimos por la tarde, los que hemos reservado la radio casi a su voz, exclusiva y únicamente (sí, no presumo de ello pero es cierto, para mí hoy, la radio es SÓLO, CARLOS) cuando se hace dueño del espacio y del medio, entonces nos reímos de los que dan un palo tras otro intentado acusarlo de ideológicamente posicionado y “visceralmente” condicionado.

 

CARLOS HERRERACarlos nos ha demostrado que es Carlos... Con un estilo de programa que divierte a los que no suelen ser amantes de la radio y que es buscado por los que sí que disfrutan de la excelencia intelectual que puede ofrecer el soporte. Cierto, esto ocurre a tempranísimas horas de la mañana, no porque reserve el nivel para sectores sociales concretos, sino porque demuestra algo que está en manos de muy pocos comunicadores de este país: su camaleónica y transformista capacidad de adaptarse a todos y de hacer que lo que sale de los contenidos del programa que capitanea, resulten, entre didácticos, interesantes, formativos y especialmente agradables, de suerte que aúna todo lo que debe tener cualquier emisión de un espacio, en el soporte que sea (en su caso la radio).

CARLOS HERRERAA Carlos lo buscarán para llamarlo, para participar de un humor que desde luego, el resto de “capitanes” de programas no poseen; o no al menos hasta empatar con él. Lo buscaremos algunos para que nos analice, al estilo “Herrera”, la vida, el día a día. Muchas veces asintiendo calladamente mientras muy de mañana, y molesto porque todavía hay “camastrones” que no se han despertado aún, le damos la razón del santo, del santo herciano, si quieren. Hay veces que no, que no compartimos su opinión, pero esto es lo que lo hace tan sumamente independiente, tan vitalmente libre y tan apeteciblemente comunicador: que no está dispuesto a agradar porque sí ni a vender una imagen (como hacen algunos otros) de comprometido político. O lo que es peor, de verdaderamente libre e independiente, mientras éstos, destilan un tufo que se escapa por el altavoz de la radio, a aprovechados y arribistas, que da susto.

CARLOS HERRERAEl éxito de Carlos es sencillísimo, si me lo permiten: ser Carlos... Ya está. Ahora, pueden hacer lo mismo los demás, pero aunque lo procuren, ser (pongan aquí el nombre que quieran), fulano, mengano o zutano, tiene sus rémoras: se les nota a la legua que son lo que son, pero no tienen nada que ver con lo que es Carlos.

 

CARLOS HERRERAAhora que este hombre del Mundo, a lo Machado, este barcelonés del sur de España (¿para qué poner ciudades?) cumple 56 años, lo único que deseo es que haga caso de las recomendaciones gubernamentales, las del anterior y las que presumiblemente sumará éste, y no se atreva ni por asomo jubilarse antes de los 67 años. Porque gente como él, sería menester que les obligaran a quedarse hasta que la coherencia y la capacidad les aguantara.

Y no, no soy fósforo. Soy, simplemente, amante de las buenas cosas... Como la comunicación a la altura de muy pocos que practica, don CARLOS HERRERA CRUSSET.

CARLOS HERRERA

Publicado por David R.Jiménez-Muriel