ABC

Cuevas de Almanzora (Almería, 1957). Desde septiembre de 2015 dirige el matinal «Herrera en Cope» en la segunda emisora más escuchada de España, donde el periodista reúne a dos millones de radioyentes cada mañana. Carlos Herrera es articulista de ABC, ganador del prestigioso premio Mariano de Cavia en 2015 y un apasionado de los toros, la Semana Santa y la gastronomía. Diputado de caridad de la hermandad de la Candelaria en Sevilla, es además un experto taurino y un gran gourmet que se atreve con los fogones.

-¿Quién es para usted el hombre o la mujer más influyente de España?

-El que manda en el BOE

-Se acuesta a las ocho de la tarde y se levanta a las cuatro de la madrugada. ¿Hay algo que le quite el sueño?

-La salud y la felicidad de mi familia. Desde el primer día que tienes hijos se te coloca un nudo en la apófisis xifoides, detrás del esternón (lo señala con el dedo), y no se te va hasta que te mueres. A veces aprieta más o menos.

-¿Algún entrevistado le dejó sin palabras?

-Normalmente debo ser yo quien deje sin palabras al entrevistado. Pero hace poco entrevisté a Francisco Luzón, un gran directivo de la banca española con ELA, mediante un mecanismo de reproducción de voz a través del móvil. Paco fue perfecto, me dejó ciertamente sin palabras.

-Además del Papa, ¿qué personaje se le resiste?

-La entrevista que más me costó fue la de Miguel de Molina en los años 90. Yo disparo adonde sé que alcanzan mis fusiles. Hay cosas que no pido.

-Es muy vehemente con sus opiniones en la radio y asegura que en ocasiones se ha arrepentido por ello. ¿Se muerde la lengua en antena más de lo que quisiera?

-Bastante. Hay que ser un poco responsable. Tú puedes ser vehemente en las cuatro o cinco cuestiones fundamentales, casi de catálogo moral. En cuanto a la política de todos los días, cambia según el prisma con que lo veas.

-¿La objetividad en el periodismo es un mito?

-Sí, todos tenemos línea editorial, pero lo importante no es eso, sino que los hechos son los hechos y hay que brindar claves para su análisis.

-España ha estado casi un año sin Gobierno. ¿Cómo lo calificaría periodísticamente hablando?

-Escuchar todos los días «no, no y no» ha sido tedioso desde el punto de vista profesional. El momento actual me parece más interesante.

-¿Cómo se presenta 2017 para España?

-Es un problema de cintura, de cómo tenga el hula hoop el Gobierno y de cómo sea capaz de aguantar la soledad. También es una cuestión de responsabilidad política de la oposición, que debe tener la dosis de equilibrio justa como para oponerse en ciertos temas, pero colaborar en las cosas de comer sin que parezca que se han rendido.

-Felipe VI ha inaugurado una nueva legislatura. Su padre no lo pasó tan mal para proponer jefe de Gobierno...

-El Rey es un hombre prudente, conocedor de los terrenos y que ha estudiado mucho. Le falta práctica, es evidente, pero nadie viene enseñado desde casa. Su papel está muy limitado por las exigencias constitucionales, con lo cual es una política de gestos, de palabras, de sugerencias... Yo creo que el 17 no tiene por qué ser mal año para él.

-¿Comeremos las uvas de 2017 con Rajoy de presidente?

-Sí, si se dan las circunstancias que antes he dicho. Rajoy tiene el botón nuclear, el maletín, el botón rojo... y puede amenazar con accionarlo. Si lo hace, al país le crea una tensión indudable, pero a su principal adversario lo funde.

-Susana Díaz espera su momento para presentar su candidatura a la secretaría del PSOE. ¿Cuándo cree que será?

-Tiene que estudiar mucho todavía para desempeñar cargos de gran responsabilidad. Está preparada para la política local y está empezando a conocer a fondo la política regional. Aún no es caballo ganador.

-Anuncia que cuando acabe su contrato con la Cope dejará de estar en primera línea. ¿Qué le ronda la cabeza?

-En año y medio quiero pasar a mejor vida... en la vida (risas). Llevo 40 años trabajando, estoy cerca de los 60 y ha llegado el momento de no estar en la trinchera.