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Carlos Herrera  

Centra la atención Carlos Herrera en la sentencia del TC de las plusvalías

COPE

 

Señoras, señores, me alegro. ¡Buenos días!

 

Bueno, todavía es oscuro en buena parte de España. Es oscuro, cuanto más al occidente es oscuro, cuanto más al este más claro porque aún estamos en el horario de verano al que le quedan tres minutos, como aquel que dice, si cada minuto es un día. Ya sabemos que el fin de semana cambia la hora, volverá la polémica esta que es un clásico, que si no es que los niños duermen pero y lo notan y tal y cual… una sublime chorrada. Cambiará la hora y lo que ahora es oscuro supongo que estará claro a las 8 de la mañana ¿no?

HERRERA EXPLICA LA VERDAD DE LAS PLUSVALÍAS

Hoy viene el día marcado ¿por qué? Pues mire, por una sentencia del Constitucionalque le afecta a usted, porque España (a usted que me está escuchando, a usted) porque España es un país más de propietarios que de rentistas, de alquiladores de piso vamos para decirlo de una forma más sencilla, hay mucha gente que vive de alquiler o que con su hipotequita, bueno más o menos, ha ido tirando para adelante y ha creado su pequeño espacio y tal y que cual. Luego lo ha vendido, quizá para comprarse otro más grande, para ir mejorando en ese derecho a la prosperidad que aunque algunos lo nieguen, lo niegan para los demás, lo exigen para ellos pero lo niegan para los demás; bueno, pues por el derecho a la prosperidad de ir mejorando.

El TC suspende el impuesto de plusvalías

Pero cuando vendía una casa que se había comprado anteriormente, usted le pagaba un impuesto de plusvalía al Ayuntamiento, y en cualquier caso si había si había una diferencia clara entre lo que le costó y por lo que lo vendió, ese dinero formaba parte de sus ingresos y por IRPF también lo tenía que pagar. Es decir, pagar, pagar, pagar siempre. Pero es que pagar, incluso también, cuando alguno perdía dinero en la transacción de una compra, es decir, compró el piso en un boom inmobiliario y lo vendió por la necesidad que fuera y lo vendió a menor precio, cosa que se da. Es decir, Hacienda, las haciendas siempre piensan que cuando usted ha vendido algo ha hecho algún tipo de negocio y, por lo tanto, ellos quieren, ellos sacan la navaja y dicen lo mío. No siempre es así ¿por qué? Porque todo esto estaba calculado, todo esto estaba calculado para que las instituciones, fundamentalmente ayuntamientos, siempre ganaran. Bueno, pues ha salido el Tribunal Constitucional y le ha tumbado el impuesto de plusvalía, que como está planteado es un robo de guante blanco, como otro cualquiera. Lo que pasa que este robo de guante blanco da de comer a los ayuntamientos, el IBI y el impuesto de plusvalía, y ahora se tiene que poner Hacienda a tranquilizar a los hiperventilados alcaldes ¿no?, prometiendo que ya se sacarán otro impuesto para seguir recaudando ese dinero cuando alguien decida vender un piso.

Si usted está pensando en vender una casa o barrunta que la puede heredar en breve, ¡ojo! porque en esto están metidos todos los ayuntamientos de todos los colores. Si la anulación del impuesto de plusvalía les hace un agujero anual de 2.500 millones, ya están estudiando como quitárselo por otro lado. Vamos a ver qué es lo que ha dicho el Tribunal Constitucional: que la manera en la que se calculaba este impuesto no tenía sentido, o han dicho que era una poca vergüenza que es lo que es, una poca vergüenza, porque los magistrados son gente educada y tratan de ser comedidos en las sentencias, pero es de poca vergüenza. El cálculo de la base imponible se hace a partir de unos parámetros fijos y esos parámetros fijos a la hora de la verdad no tiene nada que ver con la verdadera plusvalía. Miren, hasta el 2017 y porque también el Constitucional metió mano parcialmente en ese abuso, la gente estaba obligada a pagar la supuesta plusvalía incluso cuando vendía a pérdida de la casa, es decir, los que vendieron en pleno desplome de precios del mercado inmobiliario y lo habían comprado en pleno boom, pues porque había un divorcio o porque se necesitaba para una urgencia o por lo que fuere, esos, esos también tenía que pagar. Y el impuesto de plusvalía todavía abusaba de los parámetros fijos que como tienen como referencia el catastro, casi siempre encontraban demasiado caro el precio de la venta. Es decir, siempre se da por hecho que el inmueble se revaloriza, se toma el valor catastral por referencia, se multiplica por el número de años que ha sido propietario del inmueble, a eso se le aplica un porcentaje anual como puede ser del 3’5% y a veces más, y al importe que resulta de su operación se aplica un 30% de tipo impositivo. O sea, menos mal que nos preocupa mucho que el precio de la vivienda está muy alto. Si obligas al que vende a soltar toda esa pasta pues claro, luego, normal es que trate de compensarlo subiendo el precio de venta y lo bueno es que el Ayuntamiento te venía a decir, para justificar el hachazo, mira hombre es que estás vendiendo, estás heredando un piso que se ha revalorizado mucho ¿por qué? Porque yo he hecho farolas, he asfaltado la calle, he puesto flores y de toda esa mejora te beneficias tú ahora. Porque hay que decirle a los del Ayuntamiento, primero vamos a ver Ayuntamiento todo eso lo has hecho con mi dinero no con el tuyo, con mi dinero, que yo he pagado con mis impuestos. En cualquier caso la farola la he pagado yo, no tú, pero bueno, ya les digo Hacienda está en haber como esto lo arreglamos.

Miren, si quieren contribuir a que baje los precios de la vivienda, oiga no obliguen al que compra pagar una salvajada de escrituras, ni al que vende o al que hereda a pagar una salvajada de plusvalía, que en canciones ni siquiera existe porque no hay ganancia real, por lo menos en los casos de primera vivienda que en fin, volvemos a repetir, es un derecho; ya que estos hablan tanto de los derechos constitucionales, pues es un derecho como algunos les gusta a recordar.

El impuesto municipal de plusvalía

¿SE DEROGA O NO LA REFORMA LABORAL?

Y mientras tanto, el Gobierno está entre ellos, ya saben ustedes con esa crisis interna por la contrarreforma laboral que impulsa Yolanda Díaz, Cándida Díaz habría que llamarla que se creyó lo que firmó Pedro Sánchez con Pablo Iglesias, que se ha saldado con una solución sorprendente que no soluciona nada ¿no?. Que es crear otra mesa de diálogo entre ministros que llegue a una conclusión definitiva, que hoy parece lejana. Es una especie de, cómo les diría yo, es una especie de salida catalana ¿no?, igual de impropia que la original. Una consagra la bilateralidad entre el gobierno y la Generalidad, saltándose instituciones, etcétera etcétera . Y, la otra se inventa una bilateralidad entre PSOE y Podemos, que ya debería existir en el Consejo de Ministros, y eso evidencia la debilidad de Pedro Sánchez para imponer una voz única, una condición de presidente porque está intervenido por socios, por aliados, que se lo recuerdan constantemente, le ponen un precio inasumible a su apoyo. El nacionalismo obligándole a lanzar en una hoja de ruta inconstitucional y Podemos rechazando la jerarquía del gobierno y manteniendo su agenda propia. O sea no se puede afirmar en estos momentos qué va a pasar en ninguno de los dos frentes, el caso de la reforma laboral de Sánchez ha empezado a recular, reconoce que el Ministerio de Trabajo estará al frente pero le ha colocado ahí a Nadia Calviño y a tres o cuatro más, y sin responder a la gran pregunta: ¿se va a derogar o no se va a derogar? ¿Qué se va a derogar? Qué parte de la reforma laboral de Rajoy, de la que queda, porque se han ido arreglando o se han ido adaptando muchas cosas al mercado de trabajo que es vivo, vivo. Pero bueno, eso es que sirvió para frenar la destrucción de empleo, facilitó la recuperación del mercado de trabajo en 2012. El PSOE se comprometió a hacerlo, llegó a firmarlo hasta con Bildu, derogar, inmediatamente y no aclara nada. El país con más paro juvenil femenino de Europa, el que más empleo destruyó durante la pandemia, agota las energías otorgando a los sindicatos el monopolio de la negociación colectiva en los convenios encareciendo la contratación y el despido. Es decir, actuando contra la flexibilidad. Con Bruselas, por cierto, ahí al fondo de la habitación esperando una propuesta concreta antes de que termine el año, porque el gobierno dice una cosa en Europa y hace, o e intenta hacer otra distinta en España, y eso no lo llevan demasiado bien.

Yolanda Díaz