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Carlos Herrera  

 

COPE

La actualidad económica en 'Herrera en COPE' con el profesor Gay de Liébana. 

Como no se encare una consolidación fiscal rigurosa en España, nos vamos a hacer puñetas, atrapados en las garras de la deuda

El futuro siempre puede entenderse como un canto a la esperanza pensando firmemente en que todo irá mucho mejor. Sin embargo, Don Carlos, el presente es el que es y en él estamos. Nuestra inquietante deuda pública sigue engordando a pasos agigantados, síntoma de que las cosas no funcionan y que nos adentramos en terrenos pantanosos de los que habrá que ver cómo y cuándo salimos. Con un saldo al concluir el primer trimestre de 1.392.733 millones de euros, o sea, pisando la amenazadora línea de 1,4 billones, y colocando nuestra deuda en el 125,3% del PIB, la deuda se dispara a cifras de estruendo. De 2019 a marzo de 2021, acumulamos 203.913 millones más de deuda, Don Carlos.

Los buenos oficios de Madame Lagarde parchean nuestra situación financiera. Hay que pensar en qué suerte correremos cuando se cierre el grifo de los estímulos monetarios y las compras anti-pandemia del BCE, y España tenga que pedir dinero en los mercados. Y hay que tomar conciencia de que en 2023 finalizará el período de neutralización fiscal de las condiciones del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y de nuevo imperará la regla de que la deuda pública sea como máximo del 60% del PIB. Pero, además, Don Carlos, cabe formular sendas consideraciones. Primera, que como no se encare una consolidación fiscal rigurosa en España, nos vamos a hacer puñetas, atrapados en las garras de la deuda. Segunda, al paso que vamos será muy difícil que en los próximos lustros España reduzca tamaña deuda, con lo cual tendremos un lastre para nuestra capacidad de crecimiento económico y dejaremos una herencia envenenada a las jóvenes generaciones.