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Carlos Herrera  

 

COPE

La actualidad económica en 'Herrera en COPE' con el profesor Gay de Liébana.

Hay que afrontar sin más dilaciones la senda de la recuperación empresarial con las tres íes: industria y tecnología, innovación e internacionalización

Vamos dando vueltas y mareando la perdiz con anuncios grandilocuentes sobre lo que será la impresionante reconstrucción económica de España, su resiliencia y demás buenos augurios, mientras en Italia Mario Draghi pone la directa con raciocinio y no solo no aumentando impuestos, sino bajándolos, Don Carlos. Aquí con la cacareada transición ecológica, la transformación digital, un mundo verde y tantos cantos de esperanza, no estamos entrando en el meollo nuclear, que es la efectividad de la reconstrucción que por cierto ya se tendría que haber puesto en marcha meses atrás y no esperar a que caiga el maná de Bruselas.

Aquí hay que hablar de la productividad de España, de nuestras empresas, de la educación, de la formación profesional y de la universidad; de que las inversiones en capital tecnológico y digitalización sean capilares y lleguen a todo tipo de empresas y autónomos. Hay que afrontar sin más dilaciones la senda de la recuperación empresarial con las tres íes: industria y tecnología, innovación e internacionalización. Hay que ponerse las pilas para reducir el paro y la precariedad del empleo en base a un renovado modelo de nuestra economía, apoyado en las bazas de formar capital humado. Hay que hacer frente al desafío del envejecimiento poblacional que no solo es un tema de pensiones sostenibles sino de mantenimiento del estado del bienestar. Y hay que promover auténticas políticas de inclusión, no dando el pescado sino dando una caña y enseñando a pescar. Hay que impulsar la obra pública y encarar los retos estructurales de la era Covid, con sectores y empleos que van e irán a más y otros que irán a menos a los que hay que rescatar. Y hay que poner por delante la sostenibilidad de las finanzas públicas y el envite de la consolidación fiscal porque si no, Don Carlos, nos vamos al carajo.