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Carlos Herrera  

 

COPE

La actualidad económica en 'Herrera en COPE' con el profesor Gay de Liébana.

En 2022 posiblemente nuestra economía empiece a arrancar. No será ése el momento propicio para subidas de impuestos

Llevamos años, tal vez desde el mismo día en que se aprobó la Constitución en 1978, hablando de reformas fiscales y de financiaciones autonómicas. Lo digo en plural, porque tras una reforma fiscal ya se anuncia otra y cuando parece que el puzle de la financiación autonómica encaja, el debate se reabre. Y es que todos quieren más. Hacienda quiere más dinero, las Comunidades más recursos, y cuando salta a la palestra, otra vez, llevar a cabo una reforma fiscal y proponer las bases para ajustar la financiación autonómica, ya nos olemos lo peor: se masca una subida de impuestos. Si además se menciona a Europa, la presión fiscal europea y que la nuestra está por debajo, ya estamos en trance. Y si por añadidura el FMI se despacha a gusto animando a subir impuestos y, en particular, Sociedades y Patrimonio, aquí, en España, de inmediato se recoge el guante y ya la tenemos armada. Si todo ello se remacha con una comisión de expertos, nuestra suerte está echada. Así que para 2022 se prevén palos en el Impuesto sobre Sociedades y golpazos para los impuestos que gravan la riqueza y el patrimonio. La lectura, a la sazón, es de lo más amplio en cuanto a surtido de impuestos que podrían verse afectados, obviamente al alza, en 2022. Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, pues, nada, que se cercena a la rebelde Comunidad de Madrid para que ceje en sus más serenas políticas impositivas que propulsan la economía.

En 2022 posiblemente nuestra economía empiece a arrancar. No será ése el momento propicio para subidas de impuestos. Y al margen de reformas fiscales y revisiones de financiaciones autonómicas, no estaría de más proponer una comisión de expertos que estudie la reducción del voluminoso gasto público, que se multiplica como los panes y los peces, Don Carlos.