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Carlos Herrera  

 

COPE

Nos enteramos antes del saqueo a una gran empresa que a una empresa particular. Pero eso pasa todos los días. La última ha sido, como saben, del ataque informático que sufrió el SEPE el pasado 9 de marzo. Pero seguro que no ha sido realmente la última. Por cierto, que hoy sigue. La seguridad plena no existe, pero sí podemos tomar ejemplo de alguien, por ejemplo, de los abuelos.

Así piensa nuestro invitado que es Bruno Pérez Juncá experto en ciberseguridad y privacidad, perito judicial informático forense, que nos dice que la ciberseguridad es como un coche descapotable. No puedo decir con las gafas en el salpicadero, así que es el momento de poner la capota.

¿Por qué los abuelos son ejemplo de seguridad?

Pues mira, sí, ciertamente. Aunque ahora mismo son uno de los objetivos, que son los que están estafando muchísimos. La tecnología nos está haciendo perder un poco este sentido, este sentido común, este sentido común de estos consejos que sobretodo nos da la gente mayor y sobretodo nos daban las madres. Acuérdate que cuando salías de casa lo primero que te decía tu madre era por favor no pierdas las llaves, o sea no pierdas las llaves, es el password.

¿Qué estás haciendo de poner la misma password en todos los sitios? ¿Cómo es que estás dejando una copia de tu llave en páginas web que no conoces, ni qué persona lo está llevando, ni quién está utilizando estos estos datos como estos ejemplos de una madre? El típico es no hables con desconocidos, fíjate bien, no hables con desconocidos.

¿Qué estamos haciendo en las redes sociales? Que estamos aceptando a todo el mundo, que hay una cantidad de perfiles falsos que lo único que quieren es acceder a nuestras redes sociales, no para estafarnos a nosotros, sino para estafar a nuestros amigos y conocidos y familiares. Por esto no lo tenemos que hacer para nosotros, sino que hemos de pensar siempre también en los demás. Además, hemos de recordar que tener muchos amigos en Facebook con las redes sociales es como ser millonario en el Monopoly. O sea, sinceramente no sirve, no sirve de nada.

Y como esto, pues os podría explicar muchos más consejos de una madre. Bueno, mira, el típico, el típico que te decía a la madre cuando era en agosto, o sea agosto y sin exagerar, 48 grados en la sombra. Y tu madre te decía abrígate, que es abrígate, abrígate, ponte capas y en ciberseguridad, ¿eh? Las capas son muy importantes. ¿Qué son las capas? Por ejemplo, nos compramos los teléfonos. Sí, nos compramos los ordenadores.

¿Qué tenemos que hacer? Siempre tenemos que hacer las actualizaciones. ¿Cuándo nos dice quieres actualizar? Sí, siempre. ¿Por qué? Porque la actualización te repara algún error que ha encontrado. Aparte de esto, ponte otra capa, pon un antivirus. Es que os estáis comprando teléfonos de 1.600 euros, ¿vale? Y no tenéis las narices de compraros un antivirus. Una buena solución de seguridad que te puede costar 20 o 30 euros o 40 euros al año, por amor de Dios. Vale.

Y así poco a poco, cuantas más capas te vayas poniendo, cuanto más abrigado estés, más protegido estás. Pero el problema está que, como os he dicho, tienes que actualizar los sistemas, pero es que también éste actualizar vosotros, que éste es el gran problema que nos encontramos porque estáis comprando tecnología.

Y lo siento mucho, ya no sois usuarios de tecnología, sois simples consumidores. Es que os pensáis que la tecnología se aprende por aprender y si no, acordaros con humildad, cuando empezábamos con todos con aquellos ordenadores, con aquellos Spectrum, con los Amstrad, etc.. Cuando empezábamos con estos ordenadores teníamos la humildad de decir oye, que yo no sé esto como funciona y qué hacíamos todos unos cursos de informática, si todos hacíamos un curso informática de Bailly, pero porque teníamos este punto de humildad y en cambio hoy en día ¿qué hacemos? Pues nos estamos comprando esto. Peaso dispositivos, con cinco mil millones de sensores, con altísima tecnología y primero de todo es que ya no tienen ni manual. ¿Segundo es que te dan el adhesivo de una fruta, me entiendes? Y claro, tienes que. Alguien te tiene que enseñar y es esto. ¿Tenemos que coger este punto de humildad y decir Oye, alguien me puede enseñar por favor? Oye, necesito aprender. El problema es que aquí la tecnología nos hace ir rápido, rápido, rápido, rápido. Quiero, quiero, quiero, va si si consumo, consumo, consumo, fijaros bien. Consumimos, pero no usamos. Por tanto, no somos usuarios, somos consumidores. Y, ahora bien, el problema que has comentado al principio, de las empresas, claro,

¿Si, si yo vivo un jaqueo a nivel particular, donde puedo acudir?

Efectivamente, ¿donde puedo acudir? Si es un tema que realmente es un delito, puede acudir a Cuerpos, Fuerzas de Seguridad del Estado. Sí, pero si no llega a ser delito, pues ¿a dónde vas? Por suerte, a nivel nacional hay una gran red de compañeros y peritos informáticos y además hay expertos en ciberseguridad en la que todo el mundo tiene una vocación, aparte de su vocación tecnológica, tienen una vocación de ayuda. Vale Porque nos estamos encontrando en esto, que las personas necesitan ayuda. Nadie habla de las víctimas de la tecnología. Todo el mundo habla de comprar la tecnología y lo bien que va y lo rápido que va. Pero cuando tienes un problema, las personas que te llegan con un problema que lo han perdido todo o que se están sintiendo vigilados constantemente, que pierdan esta confianza cuando te viene la gente temblando, llorando. Necesitan esta ayuda y yo doy fe. Tengo la suerte de que trabajo con grandes compañeros a nivel nacional y todo el mundo, pues tiende esa mano para poder ayudar a este, a este usuario. Pero ciertamente no hay muchos sitios donde ir.

Un tema con el que Bruno se vuelca es el tema de las estafas, por sms, con paquetes de correos, con la renta, llamadas al teléfono de aquellos que me dice no estoy en problemas con el equipo dele aquí para solucionarlo, etcétera, etcétera, etcétera. ¿Eso es difícilmente evitable?

A ver, eh, justamente es un poco lo que comentamos. Estamos utilizando la tecnología y estamos perdiendo un poco el sentido común. También estamos en la era de la información, pero alguien nos ha enseñado no utilizar tecnología, sino a gestionar la información. ¿Cómo estamos gestionando la información? Lo que no podemos hacer es llevar en la mano nuestra vida privada, nuestra vida profesional y la podemos ir gestionando en cualquier momento. Tú no puedes gestionar un correo electrónico mientras estás comprando en el supermercado. ¿Por qué? Porque no estás poniendo la atención que tienes que poner, si no puedes estar conduciendo y estando al caso de lo que está pasando en las redes, tienes que centrar la atención, como perdemos esta atención, como queremos, esta inmediatez como queremos. Esta velocidad es cuando bajamos las defensas y es cuando estamos en el click de la muerte, porque muchas empresas se han tenido que cerrar por un solo click, por el hecho de instalar lo que no tienes que instalar, de tocar donde no tienes que tocar y lo que tenemos que hacer simplemente es parar un momento, reflexionar lo que vamos, lo que vamos a hacer con el tema de la información.

La era de la información. A ver, vosotros que sois los profesionales de la comunicación, cuando queréis dar una noticia os llega la noticia. Lo primero que hacéis es contrastar esa Noticia. Buscáis otras fuentes. A partir de aquí pasa y lo hago resumido, pasa a una redacción. Esta redacción valora la noticia y cuando está, la pública, sí vale. ¿Qué pasa? ¿Qué hace la gente normalmente? Pues la gente publica y a ¿mí que me cuentas? Y luego vienen las consecuencias. Y te puedes encontrar con el caso de una persona que vio una situación cómica. Le pareció cómica la grabado, la colgó en las redes, pues le ha caído una denuncia y ya están pidiendo 11 años de cárcel. Así de claro. ¿Me entiendes? ¿Por qué? Porque no se reflexiona, porque no te paras a pensar las consecuencias, porque quieres esta inmediatez. Y en esta inmediatez está el riesgo y el riesgo de cerrar una empresa. El riesgo de hacer un clic. El riesgo de perder todos tus datos y el riesgo de que te estafen y te destrozan la vida. Es así de sencillo.