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Carlos Herrera  

 

COPE

Una conversación entre risas con el artista

Oscar Tusquets, presume de ser “viejo cascarrabias”, o más bien presume de ser consciente de ello. Pero no es un cascarrabias de fuerte indignación, sino de un enfado divertido con lo que ha sido la vida. De exprimirla sabe bastante, porque ha explotado las facetas de arquitecto, diseñador, pintor y escritor, de manera brillante.

La pandemia le pilló escribiendo sobre “el coñazo de envejecer”, y con solo el título de su último libro ya sabemos que no puede ser políticamente correcto. “Vivir no es tan divertido, y envejecer, un coñazo” es ese libro que dice Tusquets que “es un poco panfleto” porque dice que ha tardado poco en escribirlo y “es un poco un arrebato”.

Un libro que habla de la muerte con humor, y que cree que es una cuestión que debemos aceptar ya. A diferencia que en EEUU que se tiene una aversión a la muerte que le impresionó: “la gente que se tiró de las torres gemelas, se borró todo y no hay restos de aquellos fallecidos”.

Su vida ha sido divertida y ha tenido suerte con su salud “cada mañana soy consciente de la suerte que tengo” pero se van perdiendo cosas. Dentro de la lista de lo que es un coñazo al envejecer, Tusquets fluye: “Dormimos peor, perdemos memoria, tenemos miedo de caernos...”.

La pandemia le ha hecho meditar sobre la muerte, y se desengaña en eso de que saldremos más fuertes: “saldremos más tontos sin duda”, porque tonterías han habido muchas y de las mayores es la de cómo va a ser la arquitectura después de la pandemia. “La buena arquitectura ha sido siempre ecológica y no voy yo ahora a cambiarla”. Oscar Tusquets siempre ha hecho casas con balcones, y entiende que tras el confinamiento cada vez más gente sienta la necesidad de una casa con terraza.

En este libro cuenta sus recuerdos con Dalí pero “no quiero convertirme en el memorialista oficial de Dalí” aunque sea de los pocos que pueden recordarle. Reivindica que la Sagrada Familia sí está terminada porque “aunque los detalles están equivocados, el espacio y la luz es sobrecogedor, y vive de los donativos, y no pueden construir tan rápido”.

Se considera liberal anarquista porque piensa que no debería haber Ministerio de Cultura “porque es aplicar algún tipo de censura, piense que cuando se privilegia una pintura, se margina otra”.

Oscar Tusquets, ha cumplido nuestras expectativas, políticamente incorrecto, contestando a todas las preguntas, algunas abstractas, otras divertidas, y sus respuestas siempre terminando en carcajada. Porque la vida, es eso.

COMPRAR EL LIBROUn libro perspicaz sobre el fastidio de envejecer y la aceptación de la muerte, pero tambien una celebración de los placeres de la vida.

Oscar Tusquets estaba escribiendo un libro "sobre el coñazo de envejecer y la aceptación de morir" cuando estalló la pandemia y, claro, no pudo resistir la tentación de incluir ahí algunas de sus reflexiones, siempre perspicaces y políticamente incorrectas, sobre la obsesión por prohibir de los gobiernos, sobre el atentado estetico de las mascarillas, contra las teorías conspirativas de quienes sostienen que el virus se creó en un laboratorio o contra los apocalípticos y buenistas discursos ecologistas.

Tras llegar a la conclusión de que de la pandemia saldremos más tontos, volvemos al tema del libro, un "panfleto riguroso pero desenfadado de un superviviente" a punto de cumplir los ochenta. Un superviviente que se lanza a un ágil recorrido autobiográfico al ritmo de "me acuerdo de..."–como en el I remember de Joe Brainard y el Je me souviens de Perec– y por ahí asoma desde una Barcelona ya desaparecida hasta el primer encuentro con Dalí, con Amanda Lear de fondo, pasando por un temprano viaje a Italia lleno de peripecias o por evocaciones del mundillo de los arquitectos barceloneses.