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Carlos Herrera  

 

COPE

La actualidad económica en 'Herrera en COPE' con el profesor Gay de Liébana.

Desde el punto de vista económico, no acabo de ver que en España se promuevan políticas para infundir estímulos que animen la demanda, ni tampoco que se impulsen acciones para reasignar recursos a sectores que lo necesitan y a otros que habría que incentivar. Superar estos tiempos pandémicos exige de acuerdos para fomentar la cooperación multilateral y resolver tensiones comerciales y tecnológicas que pondrían en peligro, en el plano internacional, la recuperación tras la crisis de la Covid-19.

Algún día, cuando esta pesadilla desaparezca, volveremos al decorado económico pre-crisis. Una de las conclusiones que extraemos de esta crisis es que el proceso de globalización de la producción es vulnerable y que se agitan aún más los riesgos derivados del proteccionismo; es decir, que la desglobalización y el individualismo de los estados ganarán influencia.

ESPAÑA FRÁGIL

España puede ser frágil ante la coyuntura que se otea. A raíz de la crisis financiera de 2008, España ha marcado el paso y aumentado significativamente su apertura al exterior. Esto ha sido un pilar fundamental para nuestro crecimiento. Nuestras empresas se han abierto al mundo, penetrando en diversos mercados. Por eso, en el caso nada sorprendente, a la vista de cómo está el cotarro, de que haya un eventual repliegue del comercio internacional, la economía española es muy sensible, tanto por el flanco de las exportaciones de bienes y servicios como por el frente del turismo e, igualmente, en lo relativo a la inversión extranjera en nuestro suelo. Por tanto, hemos de poner en marcha una verdadera diplomacia económica que nos haga sintonizar y empatizar con las grandes potencias, por ejemplo, con Estados Unidos, que con lo de la Tasa Google, nos ha marcado con una cruz. Otra traba, es ese afán de control público sobre nuestra economía, que nos cierra puertas. Y eso es malo.