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Carlos Herrera  

 

COPE

Recorrió con su moto varios países de Oriente Medio en las Primaveras Árabes

Siria lleva 10 años en una guerra que solo ha conseguido sembrar el caos en un país que estaba en calma. Sumida ahora en una profunda crisis económica, la población de Siria, pasa hambre y según datos de la propia ONU, 13 millones y medio de personas necesitan ayuda humanitaria. Miquel Silvestre conoció Siria cuando aún era un país próspero. Con su moto recorrió todo Oriente Medio en dos ocasiones, conoció a su gente, su modo de vida. Y dice que lo que más le emociona es la bondad de la gente que se cruzó en el camino. Coincidió con las Primaveras Árabes: “Según iba abandonando los países se iban desestabilizando”. En general, cuenta Silvestre que “antes del 2010 los cristianos vivían en libertad sin agobios ni persecuciones” y en las dos ocasiones en que viajó, “con mi cruz en el retrovisor nunca tuve ningún problema”. Y es que en Siria son los cristianos más antiguos, ya que Siria era parte del Imperio Romano, se sigue hablando la lengua de Jesús, el arameo, “los árabes llegaron como fuerza invasora en el siglo VII”. La Siria que se encontró era pacífica, y en Damasco la libertad de las mujeres era evidente, “podían ir en minifalda, beber alcohol y llevar el pelo descubierto”.

Miquel Silvestre es un escritor español y productor audiovisual que ha publicado novelas, cuentos, obras de teatro, reportajes, libros y documentales sobre sus viajes para diversos medios de comunicación como El País, ABC o Radio Televisión Española.

En Siria hay una simpatía por lo español, y cuenta Miquel que aunque Siria tiene un régimen autoritario, “son dictadores, y no respetan los derechos políticos, pero daba estabilidad a un país tan complejo religiosamente”. Después de ver lo que sucedió en Irak, “sentí mucha tristeza porque el desorden es la peor de las injusticias”.

El ISIS aprovechó la coyuntura, y destruyó la cultura y los tesoros que encierra Siria, como por ejemplo Palmira, un columnario en medio del desierto. Guarda muchas riquezas que tienen que ver con España, como una estación de tren ahora abandonada en Damasco donde hay azulejos de Talavera de la Reina, construida por un arquitecto español, Fernando de Aranda.

Dice Silvestre que “la gente es decente en la mayor parte del mundo. Los malos están haciendo sus maldades, pero en moto te encuentras con gente del campo, que está haciendo su vida, auxilian al viajero, y aunque algunos momentos he sentido miedo o inquietud, la mayoría es más generoso que egoísta”. Cuando el coronavirus lo permita, Miquel seguirá viajando y rastreando la historia, porqueha dormido sobre la moto esperando cruzar una frontera, ha llevado a su madre en Katmandú por carreteras “buenas” en Nepal, y escribe todo lo que vive, ve y siente. Su nuevo libro está por llegar. Impacientes nos tiene.