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Carlos Herrera  

 

COPE

La actualidad económica en 'Herrera en COPE' con el profesor Gay de Liébana.

Pertenecer a la Zona Euro y contar con la santa protección del BCE, más con la que está cayendo, no solo es bueno sino que es nuestro salvavidas

Pertenecer a la Zona Euro y contar con la santa protección del BCE, más con la que está cayendo, no solo es bueno, Don Carlos, sino que es nuestro salvavidas. Hay quien piensa que, desde la crisis financiera de 2008, la pertenencia de una serie de países a la divisa común, que además de España son Italia, Grecia, Portugal, Irlanda y Chipre, les ha hecho perder competitividad ante las economías del norte de Europa. Ciñéndonos a los resultados y a la marcha económica de esos países, exceptuando a Irlanda, cuya evolución es paradigmática, se entiende esa opinión negativa sobre determinadas economías europeas del euro. El BCE se ha visto obligado, en su afán de ir rescatando a las llamadas economías periféricas de sus debilidades, a suministrar liquidez a tipos muy bajos para paliar sus abultados déficits públicos y rebajar los intereses de sus monumentales deudas públicas. Tal marchamo de la política monetaria del BCE perjudica a los ahorradores de los países no necesitados de las inyecciones de dinero del BCE, como es el caso de Alemania y los denominados frugales, así como las repúblicas bálticas.

Este año, España emitirá por lo menos 100.000 millones € de nueva deuda y otros 190.000 millones para financiar vencimientos de deuda vieja. Así que, en total, Don Carlos, salimos a los mercados financieros en 2021 solicitando unos 300.000 millones de euros. ¿Quiénes prestarán a nuestro país tamaña cantidad de miles de millones de euros, conscientes de que el cuadro clínico de nuestra economía es alarmante? Lógicamente, la red protectora del BCE constituye una garantía para que España pueda recabar fondos en los mercados. Pero nuestro país luce una deuda pública según el Protocolo de Déficit Excesivo de 1,3 billones de euros, con unos pasivos en circulación de 1,9 billones de euros y una deuda externa bruta de 2,2 billones, Don Carlos. ¡Ojo ahí!