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Carlos Herrera  

Carlos Herrera critica al vicepresidente por cuestionar la calidad democrática de España a cuenta de los condenados por el procés 

COPE

 

Señoras, señores, me alegro. ¡Buenos días!

 

Es martes, es 9 de febrero y ya saben que hay un nuevo frente por ahí que tiene a las comunidades con avisos activados por lluvia, viento o nieve, especialmente en el oeste peninsular.

La pandemia nos sigue dejando algún dato esperanzador, pero sin que la mejora sea todavía evidente porque tarda en llegaer esa realidad a los hospitales. De hecho hoy ese contraste se ve claramente porque baja la incidencia, que está en 667 casos, el viernes estaba casi en 100 casos más, es decir, está bajando. Hay algunos lugares de España donde la incidencia está incluso ya rozando los 200 o 250, pero la presión hospitalaria, los ingresos de las últimas horas han vuelto a ser más que las altas, 1.600 por 1.100. Y a pesar de que ha entrado más gente enferma en los hospitales de la que ha salido, tanto las camas ocupadas en planta como en UCI han descendido. ¿Y eso por qué pasa? Por el número de fallecidos desgraciadamente. Hay gente que deja una plaza no porque le des el alta, sino porque no ha podido superar la enfermedad.

El último fin de semana ha sido malo el capítulo de fallecidos. Desde el mes de abril de los peores: 909. Así que confiemos en que las medidas restrictivas sigan domeñando esta tercera ola y veremos cómo nos protegemos ante una posible cuarta, que los científicos no se ponen de acuerdo sobre si va a llegar o no o si digamos estamos en la misma ola y tan solo en ocasiones mejoran los números porque se aplican restriciones, pero, claro, contra esa ola podemos manejar restricciones y vacunas. Las vacunas no las tenemos todavía, tenemos pocas y el virus, además, está subdividiéndose en cepas particularmente muy contagiosas, así que tranquilidad y buenos alimentos. Vamos a intentar portarnos razonablemente bien porque ya ven ustedes las cifras.

Hoy hace un año que murió David Gistau. Lo recordamos aquí en la casa como pueden imaginar ese día como si fuera ahora y muchos nos hemos preguntado cómo estaría explicando esto David, esta pandemia que en el día en el que murió ya era una pandemia que preocupaba y de qué manera a todos menos a las autoridades sanitarias que tenían por delante una manifesatción el 8 de marzo y algunas otras cosas más y que no cerraron el país. No está mal recordarlo de vez en cuando.

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LA SOMBRA DE DELGADO SOBRE BÁRCENAS

Del juicio de Luis Bárcenas, pues comenzó con más ruido polítio y mediático que judicial. La propia Fiscalía Anticorrupción aclaró de manera muy poco habitual que las supuestas nuevas revelaciones de Luis Bárcenas, el escrito remitido a la Fiscalía aporta pocas novedades, ninguna es sustancial, y también aclaró que no había filtrado a los medios de comunicación el escrito de defensa de Bárcenas.

La aclaración de la Fiscalía señala a todos los juzgados que recibieron una copia del escrito de Bárcenas y a la propia Audiencia Nacional, incluye la fecha exacta en que también la recibió la fiscal general del Estado, que fue el 4 de febrero. Al día siguiente estaba en los medios, lo que ha llevado al PP a sospechar que Dolores Delgado, no me extrañaría, pudiera estar beneficiando las acusaciones de Bárcenas para lograr beneficios penales.

Claro, y eso anticipa lo que ha pasado a continuación: una ofensiva política del PSOE contra el PP al objeto de señalar a Pablo Casado por unos hechos de los que ni siquiera de está acusado ni personado ni su anterior dirección. Tampoco la actual. La desproporción ente la realidad de la acusación a Bárcenas y cuatro cargos menores, la dimensión económica del caso, el impacto político es evidente: lo que se pretende es condenar al PP desde 1990 hasta la actualidad cuando la actualidad no tiene nada que ver con lo demás a pesar de que las consecuencias laterales de los conflictos siempre acaba pagándola el que está en el sitio donde antes hubo otro, pero el ruido no va a cesar.

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Y déjeme que les cuente la perplejidad que causa que un vicepresidente de un Gobierno de una nación medianamente solvente como es España ataque su reputación a través de declaraciones siendo y estando él en el Gobierno. Es absolutamente inconcebible. Pablo Iglesias, ayer le preguntan en el diario Ara, que es un diario independentista, estos son los que publicaron que el Rey Juan Carlos estaba en Dubai con coronavirus agonizando, exclusiva, y era mentira desde el minuto en que número uno. Ya saben ustedes que Borrell, responsable de la Diplomacia Europea, viajó a Rusia en un viaje catastrófico y que el ministro de Exteriores ruso para defenderse de lo de Navalni, que es un opositor ruso al que han envenenado, han querido encarcelarlo, matarlo, puso en duda la democracia española por aquello que tenía presos políticos. Allí Borrell no supo reaccionar a tiempo, que hoy tendrá que dar explicaciones en el Parlamento Europeo, y el Gobierno español sí que reaccionó a través de la ministra de Exteriores que dijo que aquí no hay presos políticos, sino políticos presos.

Bueno, pues aprovechando lo de Navalni le preguntan a este pájaro de colores y él habla de la democracia plena en estos términos. Tremendo. Que este es vicepresidente de un Gobierno de España. Es de día glorioso. Dice que en España no existe normalidad democrática y le sale el alma Stalinista, soviética para ponerse al lado de la rusa al comparar la detención del disidente Navalni con el encarcelamiento de Junqueras y de toda esta tropa.

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ANOMALÍAS DEMOCRÁTICAS

Pues, miren, creo que tiene razón Pablo Iglesias. Es verdad que en España hay anomalías o anormalidades democráticas. No son las que dice él. Le recuerdo unas pocas: es una anormalidad democrática que un partido comunista, casposo, rijoso, forme parte de un Gobierno occidental; lo es que este gandul sea vicepresidente de un país; es una anormalidad democrática que un partido como Podemos exista en España en lugar de en Venezuela; es una anormalidad democrática que un presidente de un gobierno dependa de un tipo como Iglesias y de dos tipos más como Otegi y como Junqueras; lo es que una ministra de Justicia acabe de fiscal general del Estado; o que el Poder Ejecutivo ataque al Poder Judicial; es una anormalidad democrática que llevemos casi 90 mil muertos y el Gobierno esconda 30 mil; que se le abra la celda a Junqueras y a todos los condenados por el Supremo y a los demás; es una anormalidad democrática que el Estado te pague la niñera y la hagas funcionaria con nivel tres; que se coarte la libertad educativa, la de movilidad, la de prensa; que se insulte a los jueces; que se aplauda a Maduro, a Lenin, a Otegi, a Fidel Castro; es una anormalidad democrática quedarse con el teléfono de una amiga entrañable a la que no le has puesto un piso pero sí un periódico y denunciar luego el robo; que se gasten 500 millones de "leuros" en un Ministerio de Igualdad para la esposa y solo 700 mil en la vacuna española; y es una anormalidad democrática deberle el puesto a la Constitución y jurar el cargo ante el Rey, pero luego hacerse de vientre en los dos.

Todo eso es una anormalidad democrática, con lo cual, puede tener hasta su razón. No por la que él ha esgrimido, pero sí por otras que se pueden resumir, además, en una: que es inconcebible que este tipo siga en su cargo un minuto más después de haber dicho eso. A quien hay que mirar es al que le nombró después de asegurar que no podría conciliar el sueño. Y el que nombró a este solo se llama Pedro Sánchez Pérez-Castejón, que es presidente del gobierno de una España de anormalidad democrática.