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Carlos Herrera  

 

COPE

La actualidad económica en 'Herrera en COPE' con el profesor Gay de Liébana.

Meses atrás la CE decidió neutralizar las dos condiciones preeminentes del Pacto de Estabilidad: el límite del 3% del déficit público y el tope del 60% de deuda pública sobre el PIB. En Bruselas se presentía la debacle económica que causaría la pandemia. La pasada primavera, Christine Lagarde vino a decir más o menos aquello que años antes había dicho Mario Draghi: que el BCE haría todo lo necesario para hacer frente a la crisis poniendo en circulación paletadas de millones de euros para dar fluidez monetaria a la economía del euro y amortiguar los latigazos económicos del virus.

Mensaje subliminal: ¡gobiernos gasten todo lo que tengan que gastar, no reparen ahora en la deuda, porque estamos batallando contra el virus y se impone una economía de guerra en la que todo vale! Objetivo capital: que los gobiernos pasen del déficit y de la deuda para salvar a sus economías, den cuantas ayudas sean necesarias, exoneren de impuestos, subsidien a quienes sufren, inyecten dinero en forma de liquidez directamente a las empresas, mantengan los puestos de trabajo, apoyen con recursos a todas las actividades y concreten un marco acomodaticio para las insolvencias y, ante todo, eviten la destrucción económica, y conciencien a sus paisanos ante el descarrilamiento que será muy largo.

En España, prácticamente nada para compensar los cierres empresariales decretados por restricciones. En Alemania, el 75% mensual de la facturación; en Francia el 60%. Aquí el 20% de las tiendas han desaparecido. En Alemania, las indemnizaciones (11.000 millones de euros al mes) son a fondo perdido y los ERTE se mantendrán hasta final de año. España es el único país europeo que no ha activado subvenciones a fondo perdido para las empresas. En Francia, si la empresa cierra hay exoneración automática del pago de cotizaciones sociales. Esto es lo que hay…