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Carlos Herrera  

 

COPE

La actualidad económica en 'Herrera en COPE' con el profesor Gay de Liébana.

Sobre la propuesta de limitar los precios de los alquileres, digamos que a veces es peor el remedio que la enfermedad

En este país parece que últimamente predomina una manifiesta tendencia al intervencionismo. Se intervienen las inversiones en empresas estratégicas y, ahora, también, en empresas no tan estratégicas y con tanto estado de alarma y a golpe de real decreto-ley da la impresión que nuestras vidas, Don Carlos, se van controlando un poco más semana tras semana. Uno duda de que tanta manía intervencionista depare consecuencias positivas para nuestra economía, más bien al contrario, Don Carlos.

Y, ¡cómo no!, Don Carlos, puestos a intervenir encaramos el intervencionismo en el precio de los alquileres. Sobre la propuesta de limitar los precios de los alquileres, digamos que a veces es peor el remedio que la enfermedad, Don Carlos, y que los resultados de tal intervencionismo pueden deparar en el mercado inmobiliario justo el efecto contrario al perseguido. De momento, hablar de esa intervención sobre los alquileres es dar pábulo a la inseguridad jurídica y priva de alicientes para invertir en el sector inmobiliario. Los inversores, evidentemente, ante medidas intervencionistas huyen. Y el ahorrador que para tener una renta complementaria cuenta con alguna vivienda que le reporte unos ingresos con los que complementar su pensión, se asusta. Del mismo modo, quienes tengan la intención de alquilar pisos, probablemente se retraigan. Hay, desde luego, otras soluciones: ayudas al alquiler o simplemente construir y comprar por parte del sector público vivienda social o pensar en fórmulas de colaboración entre el sector público y privado para disponer de viviendas asequibles y accesibles. Es muy fácil, cuando el Estado no hace nada sobre la vivienda social, cargar sobre las espaldas de los propietarios privados el mochuelo y la culpabilidad del acceso a la vivienda de alquiler, Don Carlos