ONDA CERO
El catedrático de Estructura económica, Santiago Niño, expone cuál es la situación económica de España y advierte de que la crisis no ha hecho más que empezar y que lo que viene es la caída.
Niño Becerra: "A la crisis no la seguirá una época de esplendor, sino de casi pobreza"

" Hoy y ahora la única opción operativa para capear el megatemporal que está llegando es ir e menos, optimizar, recortar, reducir, hacer todo más pequeño, disminuir; cualquier otro camino, y, evidentemente la otra opción planteada (estimular la economía sin hacer caso del déficit, como en EEUU), supone ahondar en el problema", señala Santiago Niño Becerra, catedrático de estructura económica de la Universidad Ramón Llull.
La primera opción, la adoptada por EEUU, que busca crecimiento a toda costa, " supone arreglar-algo-que-no-va; es solucionadora, por eso fue el camino para remontar la situación de total postración en la que se hallaba la economía mundial en la Gran Depresión: al haber aumentado tan considerablemente la productividad en los años 20, o se incrementaba el crecimiento potencial del sistema o se llegaría a una situación de subutilización permanente", relata Niño Becerra en el blog La Carta de la Bolsa.
Así, por aquel entonces se pusieron en marcha todos los recursos de los que se disponía, apoyándose en la hipótesis de que las materias primas eran ilimitadas, lo que unido al modelo de protección social que se implantó, hizo que la economía creciera a borbotones. Por ello, muchos hoy proponen una solución parecida, inyectando fondos en el sistema y estimulando la producción mediante la optimización del factor trabajo infrautilizado.
Soluciones del pasado que no sirven en el presente
Sin embargo, Niño Becerra considera que hoy por hoy una solución así es inviable por tres motivos fundamentales.
En primer lugar, " el campo del crecimiento, a diferencia de entonces, no es hoy virgen: la capacidad de endeudamiento de los participantes, de todos los participantes: familias, Estados, compañías, entidades financieras, municipios, instituciones, se halla agotada, luego es imposible continuar por el mismo camino que hasta ahora se ha seguido".
Además, " la capacidad de generación de nuevos créditos está prácticamente agotada, al igual que lo está la capacidad de percepción de créditos nuevos: de entrada no quedan activos buenos, asequibles y accesibles para respaldar más créditos, de salida las posibilidades de devolución de las deudas ya asumidas es baja".
Y por último, pero no menos importante, al contrario de lo que sucedía en los años 50 " hoy conocemos muy bien que la cantidad de commodities disponible es finita y las posibilidades de obtener recursos a bajo coste es prácticamente nula".
En suma, optar por este camino supone utilizar las mismas herramientas que provocaron la crisis, aunque abandonarlo suponga asumir entre otras cosas que no se va a volver al pleno empleo, según el catedrático.
Recorte del gasto y "casi pobreza"
La segunda opción posible, es en realidad la única viable, desde el punto de vista de Niño Becerra: administrar lo escaso, reducir el gasto mediante la productividad y tratar de optimizar lo que se tiene.
Según el catedrático, esto serviría de colchón para la "preparación de la estructura de un nuevo sistema al igual que lo fueron los cambios habidos entre 1760 y 1780. ¿Qué quiere esto decir?, pues que tras esta crisis que ahora comienza y a diferencia de la Gran Depresión pienso que no seguirá una época de esplendor, sino de contención en el gasto, casi de pobreza puede decirse pensando en términos actuales".
Así las cosas, Niño Becerra piensa que es momento de apretarse el cinturón y que se saldrá de esta crisis como se ha salido de otras, y que se hará mediante importantes avances en campos como la biotecnología, pero "jamás las cosas volverán a ser como han sido; nunca vuelven a ser igual tras un cambio, ya, lo que sucede es que ahora venimos de un sueño, un sueño precioso pero que al final ha resultado muy caro".
Entrevista a Santiago Niño Becerra en RNE de fecha 02/10/2008.

Aquello, lo del 29, fue una explosión, esto, lo del 2010, va a ser un desbordamiento. Esto que estamos viviendo ahora y que se manifestó en Septiembre del 2007, no es más que el inicio de la crisis; es la crisis porque es parte de ella, pero no es un crash, porque, fundamentalmente, no va a producirse ningún crash. Si quieren bautizar a lo que está sucediendo ahora, llámenle precrisis.
Hasta mediados del 2010 vamos a seguir así, aunque
- tendencialmente, la economía, sus índices y agregados, cada vez serán peores y,
- psicológicamente, la población cada vez estará más jodida.
Hasta mediados del 2010 va a producirse un deslizamiento progresivo a peor, sin caídas profundas, sin grandes desastres (dirán, ‘¡Hombre!, ¡la quiebra de Lehman!’, no, no crean: en el fondo es un fallido más, el problema es lo que significa: si hubiese quebrado en el 2005, casi, casi ni se hubiese comentado), pero cada vez con menores esperanzas.
A finales del 2009 ya será evidente que se acerca una crisis monstruosa; a principios del 2010 estará aceptado que esa crisis es inevitable, y a mediados comenzará el derrumbe, a plomo, en vertical, ¿cómo en 1929?, menos terrible porque aunque el modelo de protección social se halla en retroceso y, además, se producirán recortes en sus gastos, sus restos actuarán de colchón, pero, más terrible porque la población está acostumbrada a un ritmo de vida que va a cambiar…
Artículo de Niño Becerra Publicado en la Carta de la Bolsa el Miércoles 11 de Enero de 2006
El Crash del 2010
Sí, sí, han leído bien; no se trata de un error: el crash del 2010. El catedrático de Econometría Lucinio González Sabaté de mi misma Facultad y el que esto firma, llevamos varios años estudiando la evolución del PIB del planeta desde 1950.
El resultado de nuestro estudio es demoledor: existe un 20% de probabilidades de que en el 2010 el crecimiento del PIB mundial sea negativo (el 20%, en este caso, es una exageración), lo que desencadenaría una crisis tremebunda. ¿Cómo de tremebunda?, pues la crisis sería de un nivel semejante a la Depresión de los Años Treinta iniciada con el crash de 1929. Y, cómo es eso?, se preguntarán Uds.
Que el PIB del planeta ha crecido en los últimos 55 años es obvio, no obstante, el análisis pormenorizado de la tendencia estadística de las tasas de crecimiento habidas en el planeta en esos 55 años muestra una senda imparablemente decreciente, algo que es inapreciable si tan sólo se contemplan períodos de tiempo breves. Pues bien, con una probabilidad del 20%, en el 2010 el PIB del planeta puede estar creciendo a tasas negativas, NEGATIVAS. Evidentemente, a partir de dicho año la probabilidad de que la crisis estalle, va aumentando.
Hasta aquí, la interpretación de las cifras mostradas por la Econometría, sin embargo, ¿cuál sería el razonamiento económico de esas cifras?.
La esencia del sistema económico sobre la que se sustenta la economía mundial, y aunque parezca lo contrario, lleva sin cambios, prácticamente, desde 1950; cierto que el modelo económico vigente -el modo como el sistema se manifiesta (funciona en un período en concreto)- ha variado, pero no lo ha hecho, en absoluto, la esencia.
Desde el final de la II Guerra Mundial, la generación de PIB se ha sustentado en el endeudamiento, tanto público, como privado; en la creencia de que las reservas de petróleo eran inagotables; en la consideración de que USA iba a absorber todo lo que el planeta produjese y no pudiese ser ?colocado’ en otros lugares; y en la asunción de que el dólar USA era LA moneda.
Hoy sabemos que las reservas de petróleo son finitas, y mucho; pero el petróleo, además de para mover los vehículos que todos utilizamos y las mercancías que todos consumimos, sirve para muchas más cosas, en concreto, interviene en la elaboración de casi 30.000 bienes esenciales, por ejemplo, medicamentos, plásticos y lubricantes.
Por otra parte, el concepto monolítico, duro y cerrado de Estado ha ido evolucionando hacia otro cada vez más light, con menos funciones, entre ellas las económicas y sociales, y esto sucedía a la vez que las fronteras se iban diluyendo y los mercados evolucionando hacia una situación en la que EL MERCADO pasaba a ser el mundo entero; ¿ventajas de algo así?, nos las estado contando hasta la saciedad, pero no el inconveniente: en una situación como esa, es muchísimo más difícil poner frenos a los problemas.
A la vez, a las personas -las físicas y las jurídicas-, se les ha ido permitiendo que fuesen incrementando su nivel de endeudamiento; pero eso, el monto total de la deuda personal, tiene un límite puramente físico, límite que, en requetemuchísimos casos ha sido sobrepasado.
A todo ello añadan que ya en los 80 se puso de manifiesto que incremento del PIB y utilización creciente del factor trabajo habían dejado de estar vinculados; y sumen otras dos cosas: el mayor ahorro de cualquier tipo de factor trabajo y la flexibilidad ilimitada introducida por las TICs, y la posibilidad -aportada por las TICs- de aumentar la productividad de los factores productivos utilizados casi de forma indefinida.
Y, para acabar, metan en el cesto la situación presupuestaria y comercial del país que genera casi el 25% del PIB del planeta y que es el padre de la moneda de referencia mundial: USA.
La última vez que se dio una situación semejante a esta (semejante, no igual) fue en 1929. (Recomendable: lean lo mejor que se ha escrito sobre lo que sucedió en el 29: el estudio de John Kenneth Galbraith, “1929: The Big Crash”, en español editado por Ariel). Lo que viene, será semejante, pero con dos grandes diferencias: 1) aquello, por variadas razones, estalló de golpe; la llegada de esto será paulatina: en el 2007 ya empezaremos a intuir cosas, y 2) entonces, la conectividad del sistema era muy reducida; hoy, el nivel de integración de la información es casi total.
Cuantitativamente, la tragedia puede ser mayor, pero, cualitativamente se vivirá menos mal.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
|
|
|