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Carlos Herrera  

 

COPE

Escribe sobre el desaparecido escritor Yukio Mishima

A Kimitake Hiraoka solo le salvó la disciplina del trabajo y la creatividad. Y solo además durante un tiempo. Fue un adolescente inestable, pero con un genio dentro. Le conocerán mejor bajo el nombre de Yukio Mishima. Descendía de una familia samurái, sintió esa herencia y quiso asumirla.

Pero ¿se podía ser un samurái del siglo XX? Fue un hombre misterioso, solitario y empeñado. Su muerte entre discreta y escandalosa (se abrió sin pestañear más de diez centímetros de vientre con una hoja afilada, esparciendo sus intestinos en un despacho de la base militar Ichigaya de Tokio), y su literatura la única que quedará en el recuerdo.

Su figura siempre fue de interés para Isidro-Juan Palacios, que tiene su tesis doctoral en literatura contemporánea sobre Yukio Mishima y hoy viene a presentar un libro “Yukio Mishima, vida y muerte del último samurái”, que investiga la muerte de este escritor japonés, que no pudo soportar la modernización de su país.

Se ha reducido a lo superficial, y no se ha profundizado en un personaje complicado”. El autor siempre ha visto que eran los tópicos los que ganaban a la hora de definir a este hombre “que no era un ser anacrónico, era respetuoso con la occidentalización de Japón”. Su infancia no fue fácil, ya que le mantuvo secuestrado durante 12 años, con enseñanzas muy duras, fruto del origen samurái de la familia.

Era un hombre que nunca sostenía la mirada con su interlocutor, un ser acobardado, “dedicó toda su vida a ser otra persona distinta y eso le llevó toda su vida, el suicidio le acompañó durante toda su vida”. Para el autor, la vida de este hombre es el resumen del triunfo de la voluntad, que dedica a sus hijos, para aprender de una vida mal considerada, y desconocida para muchos.

COMPRAR EL LIBRO"Yukio Mishima ha pasado a nuestro universal recuerdo por haber sido el esícritor japones que, con mayor decisión y manifiesta evidencia, defenídió la pureza de la cultura tradicional japonesa. De hecho, al querer dejarle al mundo un testimonio fiel de semejante compromiso, rubriícándolo en sangre, llegó a asumir y realizar en sí mismo una de las muertes voluntarias más inimitables que han existido: el seppuku. El 25 de noviembre de 1970, al mediodía de una soleada y fresca mañana, se abre el vientre con una espada corta muriendo al poco, conforme al ritual antaño practicado por los guerreros samurái durante generacioínes".

Estas palabras de Isidro-Juan Palacios nos adentran en una vibrante biografía que busca interpretar a Mishima desde nuestro mundo, desentrañar a este escritor convertido en hombre de acción que había nacido aún en un Japón premoderno y que luego vivió en un Japón occidentalizado tras el desastre de la Segunda Guerra Mundial. Muy pronto se las ingenió para darle la vuelta a esta adversidad impuesta, tanto en su fuero interno como en el hacer de su vida pública, y sorprendió a todos. De ello trata este libro. De un misterio envuelto en arte.