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Carlos Herrera  

 

COPE

A los casi 40 años del asesinato de John Lennon por Mark David Chapman en New York el 8 de diciembre de 1980, Alberto Herrera recuerda la aventura de Lennon conocida como "El fin de semana perdido" en referencia a la película y novela del mismo nombre.

«Un avión aterriza en el aeropuerto de Los Ángeles, en la tarde del 15 de septiembre de 1973. Uno de sus pasajeros es un deprimido John Lennon, acompañado por May Pang, secretaria personal y amante, 10 años más joven que él, de origen chino.

Lennon deja atrás, en Nueva York, su matrimonio roto tras cuatro años con la japonesa Yoko Ono. Desde febrero, había perdido la confianza en ella. El inicio de la fractura matrimonial parece que la provocó el propio John Lennon, que tuvo una larga aventura con una chica muy conocida en el hotel donde George McGovern, había perdido las elecciones a manos de de Richard Nixon, su viejo enemigo, en noviembre de 1972.

Comienza así lo que él mismo llamó "the lost weekend" ("el fín de semana perdido"), en obvio homenaje a la película de Billy Wilder protagonizada por Ray Milland. Un largo y tortuoso camino de año y medio hacia el mismísimo 'delirium tremens' de su propia vida.

Yoko Ono siempre comunicó a los periodistas que Lennon se iba de casa con su permiso y 'bendición', pero John la desmintió en varias ocasiones durante los siguientes 18 meses. Para John, en principio, fue una liberación absoluta. Al fin soltero y libre, cuando había estado casado desde los 20 años, preso de su popularidad y de sus matrimonios.

El final del 'lost weekend'. 18 meses repletos de vida, drogas, sexo y alcohol, pero también de creatividad, a veces genialidad, a veces irrealidad, pero siempre maravillosa. Todo, mientras que May Pang le proporciona o le ayuda en la búsqueda de esa libertad de creación.

A partir de ese mes de marzo, de 1975, Yoko Ono prácticamente secuestra a Lennon. Lo deja encerrado los cinco años siguientes en aquellas siniestras habitaciones del séptimo piso de los Dakota, los siniestros Dakota, donde Roman Polanski había rodado 'La semilla del diablo'. Yoko Ono lo mantiene como a un recluso, haciendo pan y cuidando a Sean Ono. Así hasta que John quiere volver al mundo de los vivos con un nuevo álbum. Entonces, le mataron. Y se funde con el 'the end'.» 

EL MUNDO - Julián Ruiz