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Carlos Herrera  

Pasó la cuarentena en un crucero durante 43 días 

COPE

Juan José Benítez (J.J. Benítez), estaba haciendo su segunda vuelta al mundo, pero el coronavirus le cambió los planes, aunque le pilló en mitad del pacífico. Las noticias en mitad del océano, ya se sabe que ni llegan bien, ni se puede hacer mucho al respecto, porque en 200 metros de eslora, no hay salida.

El llevaba en la maleta 14 libros, para leer durante la travesía, también sus cuadernos para seguir escribiendo anécdotas, pero la circunstancia no le iba a permitir hacer ni una cosa ni la otra tranquilo.

Sobre esa peripecia de 40 días sin bajar a tierra firme, escribió "La gran catástrofe amarilla: Diario de un hombre tranquilo", donde no solo cuenta lo que ha sido pasar la cuarentena en alta mar.

Hubo puertos donde ni siquiera podían acercarse a puerto, la gente especulando y mirando la media milla que nos separaba. “Caímos enfermos mucha gente pero nunca se sabrá si era coronavirus”. El barco procedía de Italia, con 268 españoles. La vuelta al mundo se iba cancelando puerto a puerto “no llegaba la información, y cuando las cosas se complicaron, peor”.

Estar en el barco en realidad fue una suerte porque dice Benítez, que con lo que él se mueve, podría haber sido peor quedarse en España. “En el barco se vivieron odios entre Franceses y Alemanes que no han desaparecido, y mucho miedo”.

Cree Benítez, que el coronavirus es un ensayo a algo peor, un meteorito de 11 km de longitud que tendría su trayectoria en las Bermudas y que devastaría medio globo. “Espero equivocarme, pero es la información que tengo”. En su libro hay espacio para algunas especulaciones, sobre la vida, sobre el destino, y sobre el miedo.

COMPRAR EL LIBROHoras antes de partir hacia su segunda vuelta al mundo, J. J. Benítez recibe una carta procedente de EE. UU. La carta es abierta, pero no leída. Juanjo embarca en el Costa Deliziosa y, en plena navegación, surge la pandemia del coronavirus. Lo que se presentaba como un viaje de placer se convierte en un caos.

El escritor lleva un cuaderno de bitácora en el que registra las incidencias de cada día. Primero aparecen los personajes, las historias singulares de personas de más de 10 nacionalidades del mundo unidas por el afán de pasarlo bien y vivir la vida. Poco a poco van llegando al relato los temas emocionales y el miedo al contagio que hizo saltar todas las alarmas. De fondo, la investigación y los interrogantes que una persona de la brillantez de Benítez siempre plantea.

La gran catástrofe amarilla es una vertiginosa mezcla de aventuras, conversaciones, temores y esperanzas. Al regresar a España, Benítez lee la carta procedente de California y queda atónito. Nada es lo que parece. El final del libro es de infarto.