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Carlos Herrera  

 

COPE

Hoy, como todos los lunes, Goyo González nos cuenta la historia de este plato muy popular en varias regiones de España.

Su receta es "Una sopa de ajo marinera" ya que incorpora langostinos o gambitas. Es un plato humilde y de aprovecho, basada en ajo, pan, aceite, pimentón, sal y huevos escalfados con el calor de la sopa, además de todo aquello que se le desee añadir.

Si ayer quitaron el hambre cuando no había que comer, tanto el rico como el pobre hoy las comen por placer”

Ha sido un almuerzo muy frecuente en la antigüedad en muchos sitios de España. Se desayunaba con un café bebido al alba y un par de horas después, para mantener las fuerzas, se tomaban las sopas de ajo, generalmente con uno o dos huevos dentro, que se cocinaban con el calor de la sopa.

En ciertos lugares de España es uno de los platos típicos de la cuaresma, y constituye uno de los olores que rondan por los aires de las diferentes procesiones de Semana Santa. Se trata de un plato adecuado a las costumbres religiosas, al no incluir carne, y su textura y composición recuerda mucho a la estética y sobriedad de estas fechas. Se toma muy a menudo, casi durante cualquier hora del día, durante la Semana Santa. En Zamora suele tomarse como desayuno tras las procesiones nocturnas.

Es costumbre además que se sirva esta sopa tras noches de actividad, y algunos autores mencionan lo sano de esta ingesta matutina debido a que es de fácil digestión, actuando al mismo tiempo como emoliente y neutralizante de la mucosa estomacal irritada por los abusos.