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Carlos Herrera  

 

COPE

La actualidad económica en 'Herrera en COPE' con el profesor Gay de Liébana.

Nueva castaña en España, a diferencia de países europeos que cumplen escrupulosamente con sus compromisos fiscales, Don Carlos. Desmanes y falta de responsabilidad de tan prolífico Estado que mal gestiona el gasto público, sin tino ni brida, se tornan en impuestocidio, ramplona palabreja con la que me refiero a subidas de impuestos impertinentes e intemporales, a contracorriente con esta crisis, que, no obstante, se sofistican como ajustes técnicos de tipos de gravamen y reformulaciones regresivas. El impuestocidio nasciturus consiste en reconducir productos y servicios, algunos de primera necesidad, gravados por IVA a tipos reducidos del 10% y superreducido del 4%, hacia el 21%. Fórmula tosca de subir impuestos y precios, cobrando el Estado, y castigar la renqueante cesta de la compra de los españoles, de las rentas bajas, para quienes esta subida del IVA será una bomba atómica en plena crisis, y de las medias, que se deslizan hacia la bajura.

Reajustando beneficios fiscales hoy vigentes de un amplio surtido tributario, que entre pitos y flautas suponen 60.000 millones de euros, se da otro paso para empobrecer más a la España de gente económicamente vulnerable, donde sus gerifaltes argumentan que la ventaja fiscal de los planes de pensiones – esa aportación de hasta 8.000 euros que aminora la base imponible del IRPF, pero por la que en el futuro hay que tributar – solo favorece a los ricos. Baja estofa, Don Carlos. Y todo ese impuestocidio es para saciar la voracidad tributaria de un Estado manirroto con un déficit público en 2020 enfilando 140.000 millones de euros y en 2021, 120.000 millones. En estos dos años, España apechugará con un macabro déficit de 260.000 millones que sumado al déficit acumulado de 2008 a 2019 vomita la aterradora cuantía de 1.085.000 millones de euros, no lejos del PIB que España genere en 2020, Don Carlos