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Carlos Herrera  

 

COPE

La actualidad económica en 'Herrera en COPE' con el profesor Gay de Liébana.

"Los ayuntamientos necesitan echar mano de sus superávits para atender necesidades locales. No es justo que los ahorros municipales los malgasten otros entes", asegura el profesor

¿Para qué sirve el superávit? Pues para ahorrar y disponer de reservas de las que echar mano cuando las cosas se tuercen. Eso es lo que procura cualquier empresa o entidad cerrando el ejercicio con excedente. La acumulación de superávits conduce a contar con recursos propios recios y reducir la dependencia del endeudamiento. No solo en el sector privado tiene que actuarse así; también en el sector público. Por estos lares, empero, no ha habido mentalidad de superávit público en los últimos años y sí veleidad por tamaños déficits, precipitándonos tales desaguisados a la asfixiante disyuntiva financiera en la que estamos.

Sin embargo, y por fortuna, se da una edificante excepción en el conjunto de nuestras Administraciones Públicas: los ayuntamientos que, desde 2012, se tomaron en serio la responsabilidad de sus cuentas y han ido cerrando, en su conjunto, con superávit.

En 2018 fue de 6.120 millones de euros, aliviando el déficit público de España que se saldó con -30.495 millones, y con superávit de 3.839 millones liquidaron 2019 los consistorios acolchando los más de 35.000 millones de déficit habido.

Ahora, apremiados por las circunstancias, los ayuntamientos necesitan echar mano de sus superávits para atender necesidades locales. Es su dinero y son ellos los que han de decidir cómo apoyar a sus economías ciudadanas. No es justo que los ahorros municipales los malgasten otros entes, que solo saben recitar: déficit, déficit y más déficit…