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Carlos Herrera  

 

COPE

La actualidad económica en 'Herrera en COPE' con el profesor Gay de Liébana.

1 de septiembre: tradicional día para darse de bruces con el mundo real, Don Carlos. El patio pinta mal según el Consejo General de Economistas. Los ligeros atisbos de recuperación de después del confinamiento se enturbian por los rebrotes que amenazan la vuelta al colegio – cada autonomía va a su bola – e impiden recobrar el pulso económico. Si no controlamos la pandemia, la economía no chutará. El jarro de agua fría veraniego para la hostelería, comercio, ocio, es una bomba para las aerolíneas, incapaces de poder mantener su estructura. Huele a despidos. Y lo mismo se olfatea, Don Carlos, si los ERTE tocan a su fin y muchas empresas no pueden reiniciar su actividad. El paro se disparará por encima del 20%, aún suponiendo que los ERTE se mantengan hasta final de año. Ningún otro país europeo sufre tal escarnio. La estructura empresarial española, que en un 95% es de PYMES, no podrá sostener sus costes laborales.

Así que nuestra economía caerá a plomo, más allá del 11% negativo. La silueta de nuestras cuentas públicas de este año se tuerce todavía más: el déficit estará entre el 12-15% del PIB – por lo menos unos 150.000 millones de euros – y la deuda pública acabará 2020 sobre el 120 – 125% del PIB, apuntando a 1,4 billones de euros. A todo esto, el baile presupuestario tiene que arrancar, porque aún impera el sello de Cristóbal Montoro que nos retrotrae a 2018. Y de entonces acá, el panorama no se parece en nada. Y sin presupuestos no llegará dinero de Europa. La recaudación de impuestos está hundida – en el IVA ha descendido el 50% -, el gasto sanitario se dispara al igual que el social. Y es preciso concretar en qué proyectos se invertirá el dinero de Europa. Y hay que hacer algo para levantar los ánimos de la inversión que está parada y el consumo afloja, Don Carlos, con la tasa de ahorro en el 12% hoy y que igual acaba en el 20%