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Carlos Herrera  

Hoy vamos con las camisetas del centenario del Recreativo de Huelva, la del Ceuta FC y luego la del CD Guijuelo

 

COPE

La actualidad económica en 'Herrera en COPE' con el profesor Gay de Liébana.

El golpe del adiós de Nissan duele. La economía catalana, construida por el impulso industrial, comercial, agrícola y turístico de sus empresas, pisa un fino alambre, Don Carlos. El procés ha puesto contra las cuerdas a empresas catalanas; algunas, incluyendo a compañías punteras, se han visto forzadas a emigrar a otros lugares, replanteándose seriamente sus inversiones en suelo catalán. En 2020 se aprueban, tras años en el limbo de la prórroga, los presupuestos de la Generalitat, que, en el plano impositivo, son un bombardeo sobre la propia economía catalana, incluso con toque morboso y siniestro: subir el impuesto sobre sucesiones cuando la pandemia del coronavirus está matando a miles de catalanes, es digno de una película del más puro terror. Y subir la mayoría de los impuestos donde la Generalitat tiene la última palabra, es lascivo; un ataque frontal a los mismos catalanes. IRPF, Patrimonio, Sucesiones, Transmisiones Patrimoniales, bebidas azucaradas, viviendas vacías, subida de tasa turística y nuevos impuestos verdes.

No solo es la crisis de la pandemia la que clava el puñal a la sufrida economía catalana, sino la propia Generalitat, cuyos altos cargos se suben el sueldo licenciosamente, empeñada en demoler el tejido empresarial, azotando sin escrúpulos a la vaca lechera que amamanta a la propia economía catalana. Emigrarán empresas catalanas, empobreciendo a Cataluña, destruyendo empleo, aniquilando posibilidades de trabajo en un contexto lúgubre tras el reguero de víctimas causado por cierres empresariales y avalanchas de concursos de acreedores con aromas de quiebras insalvables, que deja el coronavirus. Las puñaladas de los políticos catalanes a los motores de su economía, marca el despuntar de una época de declive…