noticia
 
 
Carlos Herrera  

El periodista analiza el doble rasero de los partidos catalanes

Carlos Herrera: "Se empieza prohibiendo las corridas y se acaban imponiendo ideologías nacionalistas"

"Lo que les preocupa es la vertiente española de los toros, no la defensa de los animales"

Alejandro Laso, 18 de diciembre de 2009


Herrera: "Hoy se decide algo más que la pertinencia o no de una costumbre festiva y artística que tiene mucha más tradición en la comunidad que muchos de sus apellidos"

Encuesta¿Qué mueve a los grupos y partidos que quieren prohibir las corridas de toros en Cataluña?

El amor y el respeto a los animales El deseo de borrar todo símbolo español El exceso de alcohol en las comidas

Hoy puede llegar a ser el principio del fin de las corridas de toros en Cataluña. El Parlamento catalán somete a votación una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) antitaurina presentada por la plataforma Prou y avalada por 180.000 firmas, con lo que se pretende 'dar la puntilla' a la Fiesta Nacional en esta comunidad.

Se desconoce cómo quedará la votación ya que los partidos políticos de CiU y del Partit dels Socialistes de Catalaunya no van a votar en bloque y serán los que decantarán la balanza hacia un lado u otro.

El periodista Carlos Herrera, en su columna de ABC titulada Otra vez Perpiñán, critica el doble rasero de algunos parlamentarios catalanes que, según el periodista, buscan la eliminación de la Fiesta por motivos exclusivamente nacionalistas:

Hoy en el Parlamento catalán optan por quedar como un conjunto de perfectos cretinos o como unos tipos con dos dedos de frente. Hoy se decide algo más que la pertinencia o no de una costumbre festiva y artística que tiene mucha más tradición en la comunidad que muchos de sus apellidos.

Hoy se decide si quieren eliminar cualquier atisbo de significación popular que pueda empatarse con costumbres españolas o no.

Entienden, asimismo, que no es el sufrimiento del toro lo que preocupa a los parlamentarios catalanes, sino su vertiente inevitablemente española. Cosa la cual me lleva a pensar, conociendo el paño, que la mayoría preferirá satisfacer sus instintos primarios y prohibir los toros.

Se empieza prohibiendo las corridas de toros y se acaba entrando en las vidas particulares para dictar comportamientos privados en aras de lo nacionalmente correcto.

Quién les iba a decir a los catalanes que iban a ser, cuarenta años después, testigos de la peregrinación al borde de sus fronteras para contemplar determinados espectáculos de su preferencia. Hace más o menos ese tiempo había que viajar a Perpiñán para contemplar embobados cómo Marlon Brando bailaba un tango grasiento con una moza: si se consuma la tontería volverán a hacerlo para embobarse con un muletazo de Tomás. La libertad, con los años, vive curiosas peripecias.