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Carlos Herrera  

 

COPE

La actualidad económica en 'Herrera en COPE' con el profesor Gay de Liébana.

Hace siete días, la ministra de Economía, Nadia Calviño, decía que el impacto económico del coronavirus es poco significativo y transitorio, señalando que la Bolsa española es una de las que están registrando “menor volatilidad”. En tres semanas, el IBEX ha perdido más de 206.000 millones de euros, nada más y nada menos que el 17% del PIB de España en 2019. El sábado por la noche, el presidente Pedro Sánchez hablaba de impacto de envergadura. Con el debido respeto, Nadia Calviño me recuerda cada día más a Pedro Solbes, y el amargo trance de estas vicisitudes de 2020 me retrotrae a 2008, cuando se incubaba la gran crisis financiera. Hoy, seguimos sin medidas económicas consistentes y coherentes por parte del Gobierno para encajar el crac que noquea a la economía española.

El Gobierno, que hasta ahora había pasado de la extrema gravedad sanitaria y económica del coronavirus, está obligado a priorizar un plan de rescate económico para autónomos, pymes e, incluso, empresas de mayor tamaño, y el mercado laboral ante la avalancha de ERES y ERTES en ciernes y, rompiendo topes de déficit y deuda pública, tiene que poner en marcha la cláusula de escape general que permita aumentar el gasto en todos los sectores económicos. Hay que asegurar liquidez y amarrar deuda, sendos ejes críticos que colapsarán en las próximas horas nuestra economía. Alemania, gracias al margen que le otorga su superávit presupuestario, da crédito ilimitado a sus empresas para evitar problemas de liquidez y margen para invertir en estabilidad. La economía se paraliza y el Gobierno sigue sin aparecer en escena. El diagnóstico, Don Carlos, es tajante: España está en depresión económica al conjugarse todos los factores adversos. Si no se reacciona ya, desastre mayúsculo