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Carlos Herrera  

 

COPE

A punto de viajar a Tarragona donde el Colegio de Graduados Sociales celebra sus Jornadas sobre Derecho del Trabajo y Seguridad Social, para hablar de la incidencia del momento económico en el mercado laboral.

Hubo un tiempo, Don Carlos, en que la deslocalización - en términos más sofisticados, relocalización - supuso un arma decisiva para abaratar estructuras empresariales y poder trabajar con precios competitivos. Esa deslocalización de industrias europeas y norteamericanas, buscando, en economías emergentes y países en desarrollo, costes laborales e industriales más bajos y productividades más elevadas, actuó de panacea para cuadrar cuentas de resultados. Ahora, Don Carlos, las cosas cambian como consecuencia del encarecimiento de las importaciones y también por golpes como el virus. Las subidas arancelarias disuaden de fabricar en determinados países cuyo grado de desarrollo económico avanza y, con ello, los salarios, como en China, suben y las regulaciones son más exigentes. Luego está el impacto sobre el cambio climático a causa del transporte, factor que va ganando peso a la hora de decidir.

Estamos en fase, Don Carlos, de repatriar la producción, de vuelta a relocalizar y a fabricar en casa, aunque el sentido común nos dice que sin tanta mano de obra humana como antaño y, eso sí, con puestos de trabajo de mayor cualificación, porque llega la hora de los robots, la de la 4ª revolución industrial, la de la inteligencia artificial. Las multinacionales, Don Carlos, vuelven a casa, aunque no sea Navidad…