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Carlos Herrera  

 

COPE

La actualidad económica en 'Herrera en COPE' con el profesor Gay de Liébana.

La inspiración tributaria acaso tenga nombre de mujer, Don Carlos. La marcada tendencia a la economía verde, la transición ecológica – que por algo se eleva al estatus de ministerio gubernamental – y el consumo de la gente, del pueblo llano y vulgar, convergen. Alguien dijo que la inflación es un impuesto a los pobres. Pobres o no pobres, clases medias decadentes y capacidad adquisitiva cada vez más constreñida. Posiblemente, los viajes de Greta cruzando el Atlántico en catamarán estén sugestionando a los genios creadores de impuestos- nuestra Hacienda Pública -, que, a la vista de los pasos agigantados que va dando el gasto público, imparable y encaramado hacia cotas siderales, más celestiales que humanas, aunque poco divinas, necesita recaudar dinero sea como sea…

Viajar en avión, ese ejercicio donde quien más quien menos busca el low cost, será, Don Carlos, menos barato o, según se mire, más caro. Y no serán las compañías aéreas las que tomen la iniciativa, sino Hacienda. Se cuece la puesta en marcha de una tasa que grave viajar en avión, como si todos nosotros pudiéramos pagarnos un billete en catamarán y destinar 15 días, o más, a navegar, con más o menos viento a favor o en contra, surcando las aguas mediterráneas, atlánticas o pacíficas. Podría ser, esa tasa, un simple pico de algún eurillo o, igual, Don Carlos, algunos euros. Sea como fuere, lo indiscutible es que los precios de los billetes de avión aumentarán y eso provoca un efecto inflacionario que encarece el servicio. La capacidad adquisitiva merma. Y el turismo, clave del funcionamiento de nuestra economía, por fuerza se resentirá. Esa historia no concluye acá…